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Corte Suprema de Brasil ordena prisión preventiva a Jair Bolsonaro tras intento de fuga en medio de protestas
El expresidente habría intentado romper su tobillera electrónica durante una manifestación convocada por su hijo, lo que llevó al Supremo a reforzar las medidas en su contra.
La crisis política en Brasil volvió a escalar luego de que el Supremo Tribunal Federal confirmara un intento de fuga del expresidente Jair Bolsonaro, investigado por liderar una trama golpista tras las elecciones de 2022. Lo que comenzó como una manifestación realizada frente a su residencia, convocada por su hijo Flávio Bolsonaro, terminó activando un operativo urgente de seguridad y el agravamiento de las medidas judiciales que pesan sobre el exmandatario.
Según el auto firmado por el juez Alexandre de Moraes, Bolsonaro intentó romper la tobillera electrónica que controla su ubicación exactamente a las 00:08 de este sábado. El magistrado aseguró que la “violación del equipamiento” coincide con el tumulto generado por la protesta, lo que habría buscado facilitar una posible huida. De Moraes recordó además que otros aliados del exmandatario, como Eduardo Bolsonaro y el exjefe de Inteligencia Alexandre Ramagem, abandonaron el país en circunstancias irregulares.
El Supremo determinó que Bolsonaro deberá cumplir prisión preventiva para “garantizar el orden público”, una decisión que no activa aún la condena de 27 años de cárcel impuesta en septiembre por encabezar un plan para mantenerse en el poder tras perder los comicios de 2022.
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Las autoridades sostienen que la protesta frente a la casa del expresidente fue organizada para obstruir la supervisión policial de su prisión domiciliaria. De Moraes señaló que la concentración representaba un riesgo elevado de entorpecer las medidas cautelares, más aún después de que Bolsonaro fuera advertido en repetidas ocasiones por incumplimientos previos.
El exmandatario, de 69 años, permanece detenido en una sede policial mientras avanza el proceso. Su situación continúa marcando la agenda política y tensionando la estabilidad institucional de Brasil, donde sus movimientos siguen teniendo fuerte impacto en el clima social.
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