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Banco Agrario: resultados históricos y liderazgo en inclusión financiera y desarrollo rural

La entidad financiera consolidó una gestión sin precedentes para beneficio de los campesinos colombianos y el avance del agro.

Usuario en sede del Banco Agrario de Colombia
Por Agencia Periodismo Investigativo | Mié, 03/12/2025 - 13:06 Créditos: Usuario en sede del Banco Agrario de Colombia. Tomada de Banco Agrario de Colombia

El Banco Agrario de Colombia presentó los resultados actualizados de su operación que ratifican no sólo su óptima gestión sino su liderazgo en el sector.

Con cifras récord que reflejan una transformación profunda y sostenida en los últimos tres años, la entidad sigue consolidándose como una de las más sólidas y rentables del sistema financiero colombiano.

La entidad, históricamente asociada al crédito de fomento y a una banca de ventanilla en municipios rurales, presentó cifras que la ubicaban entre los bancos más rentables del sistema financiero y, al mismo tiempo, la consolidaban como el actor clave en la estrategia de inclusión financiera y desarrollo rural del país.

“Estos resultados son fruto de una estrategia clara y el trabajo en equipo de miles de colaboradores que comparten una misma vocación: llevar desarrollo y oportunidades al campo colombiano. Gracias a nuestra presencia en el 99% del territorio nacional, hemos logrado que la inclusión financiera sea una realidad para millones de personas.

El Banco Agrario muestra cifras históricas en utilidades, cartera y desembolsos, y reafirma su papel estratégico en el crecimiento del sector agropecuario, la economía popular y la agroindustria. Seguiremos trabajando con compromiso y solidez para transformar vidas y fortalecer la economía del país”, afirmó Hernando Chica Zuccardi, presidente del Banco Agrario.

Los números que se pusieron sobre la mesa son el resultado de una transformación iniciada en agosto de 2022. Entre esa fecha y septiembre de 2025, el Banco Agrario acumuló utilidades netas por 1,8 billones de pesos, un crecimiento de 54 % frente a la administración anterior.

Ese desempeño lo ubicó en el quinto lugar del ranking de utilidades del sistema bancario, un peldaño impensable para una entidad pública que durante años fue vista como una banca lenta, de nicho y con fuerte dependencia del presupuesto estatal.

La transformación no se limitó a la utilidad. En el mismo período, la cartera total superó los 24 billones de pesos, con un incremento de 56 % frente al inicio de la administración actual.

Ese salto llevó al Banco Agrario a convertirse en la séptima entidad del país por tamaño de cartera y a crecer más de 27 puntos porcentuales por encima del promedio del sector bancario, un comportamiento que obedece a una estrategia deliberada de fortalecimiento del crédito rural y del apoyo a pequeños y medianos productores.

Detrás de las cifras globales hay un flujo constante de recursos que salieron del balance y se convirtieron en proyectos productivos: entre agosto de 2022 y septiembre de 2025, el Banco desembolsó 37,7 billones de pesos, beneficiando a 1,4 millones de clientes en todo el país.

Esos créditos se dirigieron a cultivos, pequeñas agroindustrias, emprendimientos de la economía popular y actividades asociativas en zonas rurales, donde la falta de historial crediticio y la dispersión geográfica suelen convertirse en barreras de acceso al sistema financiero formal.

La consolidación como líder en inclusión financiera no se entiende solo por el volumen de recursos, sino por la forma en que estos se están distribuyendo. El Banco Agrario reporta varios programas focalizados.

Sede del Banco Agrario de Colombia. Tomada de Banco Agrario de Colombia

 

En el caso de Joven Rural, se desembolsaron 1,2 billones de pesos para 84.000 jóvenes, cifra que duplica lo otorgado por la administración anterior.

En el programa Mujer Rural, se destinaron 4,3 billones para 278.000 mujeres, con un crecimiento de 90 % en los montos desembolsados.

Y en créditos asociativos, la entidad irrigó más de 313.000 millones de pesos, con un aumento de 439 % frente a periodos previos.

Esa apuesta por segmentos específicos no surgió de la nada. El Informe de Sostenibilidad 2023 del banco muestra que, solo en ese año, los proyectos productivos liderados por mujeres y jóvenes rurales recibieron 1,2 billones y 383.000 millones de pesos respectivamente, con aumentos de dos dígitos respecto a 2022.

Además, los desembolsos a pequeños productores superaron los 3,6 billones de pesos, con un crecimiento del 9 %.

En paralelo, la entidad colocó más de 11,3 billones en créditos a lo largo de 2023, beneficiando a más de 435.000 clientes, mientras reportaba ingresos por 4,4 billones y una utilidad neta de 613.359 millones de pesos.

El músculo financiero que sostiene esta expansión se apoya en una estructura de balance robusta.

A septiembre de 2025, el Banco Agrario registraba activos por 41 billones de pesos y un indicador de solvencia del 17,59 %, por encima del promedio del sistema, que se ubicaba en 16,15 %.

Las calificadoras de riesgo Standard & Poor’s y Fitch Ratings lo mantienen con nota AAA en el ámbito local y BB+ en el internacional, destacando la mejora en la rentabilidad, los niveles adecuados de capitalización, la liquidez y la tendencia positiva en la calidad de la cartera.

Miles de colombianos se han beneficiado de la cobertura del Banco Agrario por todo el país. Tomada de Banco Agrario de Colombia.

 

La rentabilidad también se mueve en la franja alta del sistema. Según los datos divulgados por la entidad, el retorno sobre activos (ROA) se sitúa en 1,6 %, por encima del 1,3 % del sector, mientras que el retorno sobre patrimonio (ROE) alcanza 20,6 %, frente al 12,6 % del promedio bancario.

En eficiencia, el indicador del Banco Agrario se ubica en 52,2 %, prácticamente alineado con el 52,3 % del sistema financiero, lo que indica que el crecimiento no se ha dado a costa de un incremento desproporcionado en los gastos de operación.

Pero el relato de liderazgo en inclusión financiera no se sostiene solo con balances. La otra cara de la historia está en el territorio. El Banco Agrario es, por cobertura física, la entidad con mayor presencia en el país: tiene operación en 99 % del territorio nacional, con presencia en los 32 departamentos y 1.090 municipios.

Su red está compuesta por 793 oficinas, 676 corresponsales directos, más de 13.300 corresponsales de redes masivas, 820 cajeros automáticos y 127 puntos “Banco Agrario + cerca”, oficinas livianas diseñadas para acercar servicios a zonas apartadas.

Esa capilaridad territorial fue determinante para que el Gobierno nacional lo eligiera como operador principal de programas sociales como Renta Ciudadana, Colombia Mayor y la Devolución del IVA.

A partir de 2025, el Departamento de Prosperidad Social trasladó la operación de estos subsidios hacia el Banco Agrario, precisamente porque su red alcanza el 99 % del territorio y cuenta con 793 oficinas en 471 municipios.

La estrategia se apalanca en el uso de cuentas de ahorro y de la billetera digital BICO, que permite recibir los recursos sin filas extensas ni desplazamientos largos, e introduce a millones de hogares vulnerables a productos financieros formales.

Esa misma red es hoy la columna vertebral de otros programas. En el caso de Colombia Mayor, por ejemplo, el banco es el canal a través del cual más de 1,6 millones de personas mayores reciben transferencias mensuales, lo que refuerza su papel como intermediario de recursos públicos orientados a poblaciones históricamente excluidas.

La entidad apuesta por los empresarios rurales. Tomada de Banco Agrario de Colombia

 

Más allá de la distribución de subsidios, la entidad ha ampliado su base de clientes con foco en quienes nunca habían tenido un producto financiero formal.

En septiembre de 2025, el Banco Agrario reportó que, en lo corrido del actual gobierno, 186.666 personas se convirtieron en nuevos clientes de “inclusión financiera”, es decir, ciudadanos que abrieron su primer crédito con la entidad, en su mayoría en zonas rurales.

De ese grupo, 56 % vive en territorio rural y rural disperso, apenas 1 % reside en ciudades principales y 59 % corresponde a pequeños productores que quedaron fuera del sistema bancario durante años.

Las cifras también muestran cómo se distribuye esta nueva clientela: la banca agropecuaria concentra casi la totalidad de esos usuarios, con una participación mayoritaria de hombres (54 %), seguida de jóvenes rurales (19 %) y mujeres rurales (16 %), especialmente en departamentos como Antioquia, Boyacá, Nariño, Cauca y Cundinamarca.

El banco, además, superó en agosto de 2025 el millón de nuevos clientes sumando los productos de crédito y captación, un hito que dimensiona la magnitud de la expansión en la base de usuarios.

Detrás de estos resultados hay una agenda de transformación que va más allá de la apertura de oficinas. En 2023, la entidad avanzó en la digitalización de productos y servicios con la creación de una Oficina de Valor y Transformación, encargada de desarrollar experiencias digitales como la cuenta de ahorro completamente en línea y la billetera BICO.

El propio informe de sostenibilidad reconoce que la activación de servicios financieros a través de inversión en tecnología y trabajo directo en territorio fue clave para mantener la operación efectiva en un año retador para el sistema financiero.

La apuesta digital está conectada con los esfuerzos de educación financiera y acompañamiento a la economía popular. El banco se ha propuesto masificar productos como el primer crédito digital productivo y nanocréditos ajustados a la capacidad de pago de microemprendedores urbanos y rurales, apoyándose en analítica de datos para evaluar riesgos y reducir tiempos de aprobación.

La lógica es que la inclusión financiera no solo se mida por el número de personas con cuenta, sino por la posibilidad real de usar el sistema para financiar proyectos productivos de pequeña escala.

En paralelo, la entidad mantiene su papel tradicional como ejecutor de la política agropecuaria del Gobierno.

Los informes oficiales la describen como líder en colocación de microcrédito rural, con un portafolio que cubre no solo productores agrícolas, sino también actividades complementarias como transporte, comercio y servicios asociados a la cadena agroindustrial.

La combinación de microcrédito, programas sectoriales y apoyo a economía popular refuerza la idea de un banco que opera en un segmento donde las grandes entidades privadas tienen menor presencia o condiciones más restrictivas.

La gobernanza interna también ha sido ajustada para soportar este salto. Con el Grupo Bicentenario como accionista mayoritario y una junta directiva con mayoría de miembros independientes, el Banco Agrario ha fortalecido sus prácticas de gobierno corporativo, gestión de riesgos y control interno.

Las evaluaciones anuales de la junta, la existencia de comités especializados y la alineación con estándares internacionales de sostenibilidad y reporte, como el GRI, buscan enviar un mensaje de transparencia a inversionistas, al regulador y a la ciudadanía.

Todo este entramado de cifras, decisiones y programas permite entender por qué, al cierre de 2025, la entidad se presenta como “una de las más sólidas y rentables” del sistema financiero, pero también como un actor que asume tareas que trascienden la lógica bancaria tradicional: pagar subsidios masivos, bancarizar población vulnerable, sostener el crédito rural, financiar proyectos de economía popular y acompañar procesos de transformación productiva en territorios donde la presencia estatal es limitada.

Detrás del discurso, los estados financieros y los reportes de sostenibilidad muestran que el Banco Agrario se ha convertido en un laboratorio de cómo una entidad estatal puede competir en rentabilidad con los bancos privados y, al mismo tiempo, cumplir el rol de brazo financiero del Estado en la Colombia rural.

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