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Cali escenario de la Asamblea Nacional de Pescadores este 3 y 4 de diciembre
Más de 150 líderes contarán su presente y definirán su futuro en entorno de asociatividad, tecnificado, biodiverso y sostenible, como cuidadores de la riqueza y de la seguridad alimenticia del país.
Cali, considerada como la capital del imponente y majestuoso Pacífico colombiano, centro urbano y cultural, pero principalmente puerta de ingreso a la biodiversidad del país: el océano, el 68 % de los manglares y es desembocadura de grandes arterias alimenticias del país los ríos Atrato, San Juan, Baudó y Patía.
En esta ciudad, icono cultural, turístico y musical, se llevará a cabo, este 3 y 4 de diciembre, la Asamblea Nacional de Pescadores; más de 150 líderes, representantes, referentes y exponentes, como actores principales del recurso pesquero del país, contarán su presente y definirán su futuro, uno en asociatividad, tecnificado, biodiverso y sostenible, cuidadores de la riqueza hídrica de Colombia y de la seguridad alimenticia del país.
El país, representado en sus pescadores, los poetas del océano, mares, ríos y afluentes, llega con un panorama pesquero marcado por la diversidad de sus ecosistemas, el avance en los procesos de formalización y un volumen de producción que confirma la relevancia económica y social de la pesca artesanal en el país.
A esta Asamblea Nacional llega una Colombia que reconoce, respalda y escucha a sus pescadores. Detrás de cada faena, de cada navegación al amanecer y de cada red lanzada sobre el agua, se encuentra un país que depende de ellos para sostener su seguridad alimentaria, su cultura y su relación histórica con los océanos y ríos.
Las cifras oficiales reflejan ese compromiso compartido: un sector que avanza, se organiza y fortalece su rol en el ordenamiento y manejo sostenible del recurso pesquero.
El territorio colombiano, con 3.240 kilómetros de costa entre el océano Pacífico y el mar Caribe, cerca de 800.000 kilómetros cuadrados de zona económica exclusiva, más de 700.000 microcuencas y más de 20 millones de hectáreas de aguas continentales, ofrece una riqueza hídrica excepcional.
Esta diversidad convierte a la pesca artesanal en una actividad esencial para miles de familias, que encuentran en ella sustento, identidad y permanencia en el territorio.
Por ello, la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP) ha priorizado la formalización de los pescadores artesanales como un pilar de política pública.
Entre 2020 y 2024, el número de carnés vigentes pasó de 55.019 a 125.983, un aumento que refleja la consolidación de un sistema que dignifica la labor del pescador, mejora su visibilidad ante el Estado y abre el camino hacia derechos, acompañamiento técnico y oportunidades productivas.
A octubre de 2025, se registran 123.025 carnés vigentes, un umbral que demuestra la continuidad y solidez del proceso.
Este esfuerzo institucional no solo ordena la actividad; también permite construir diagnósticos más precisos sobre capturas, esfuerzo pesquero y condiciones socioeconómicas de las comunidades ribereñas.
Es la base para diseñar políticas que valoren la sabiduría tradicional del pescador y garanticen el uso sostenible del recurso. La carnetización, así, se convierte en una herramienta para proteger la vida en el agua y promover la dignidad en la tierra.
De manera paralela, el país avanza en 47 procesos de ordenación pesquera que se encuentran en distintas fases: 10 en diagnóstico, 10 en formulación y 27 en implementación.
Esta ordenación es un acto de corresponsabilidad: una apuesta del Estado y las comunidades para asegurar que los océanos, los ríos y las especies continúen siendo fuente de bienestar para las generaciones presentes y futuras.
La construcción participativa de estas normas será uno de los pilares de la deliberación en Cali.
El Servicio Estadístico Pesquero Colombiano (SEPEC), certificado por el DANE bajo la norma NTC PE 1000:2020, constituye la base de esta planificación. Su reconocimiento por buenas prácticas estadísticas —segundo y cuarto lugar entre 18 operaciones analizadas en 2022— posiciona a Colombia como un referente regional en información pesquera.
Gracias a ello, por primera vez en décadas, la pesca artesanal aparece con claridad en las cifras nacionales, permitiendo un debate informado y orientado al desarrollo sostenible.
Los datos confirman la trascendencia del sector. Los desembarcos superan las 80.000 toneladas anuales, con el Caribe como principal zona productiva, aportando más de 42.250 toneladas, destacándose especies como el barrilete, el atún aleta amarilla y el atún patudo.
En el sistema Magdalena–Cauca y en el río Atrato —donde el bocachico es protagonista—, la pesca sostiene mercados locales y es columna vertebral de la seguridad alimentaria de millones de colombianos.
Las cuencas de la Orinoquía, la Amazonía y el Sinú revelan también la grandeza de la pesca artesanal: una actividad que mantiene tradiciones, preserva saberes ancestrales y promueve economías que nacen y se sostienen en el agua.
En el Pacífico, la sierra, el atún, el camarón y el dorado confirman la importancia social y económica de una pesca que, además de abastecer, da identidad a las comunidades afrodescendientes e indígenas.
Todo este panorama será la base del diálogo en Cali. La Asamblea Nacional de Pescadores Artesanales no es solo un encuentro: es un acto de reconocimiento.
Es la oportunidad para que quienes navegan, reman y viven del agua definan sus rutas de futuro junto a las instituciones del Estado. Es un espacio para reafirmar que la pesca artesanal no es una actividad marginal, sino un patrimonio vivo de Colombia, cuya protección y fortalecimiento se convierten en una tarea colectiva.
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