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Papa León XIV reafirma papel del matrimonio entre hombre y mujer como modelo de referencia en la vida familiar
Pronunciamiento nuevo del sumo pontífice este domingo.

En el marco de la Misa conclusiva del Jubileo de las Familias, los Niños, los Abuelos y los Ancianos, celebrada en la Plaza de San Pedro ante más de 45.000 asistentes, el Papa León XIV reiteró la centralidad del matrimonio entre hombre y mujer como expresión de una vocación que, según explicó, no responde a una construcción idealizada, sino a una realidad concreta que define el fundamento de la vida familiar.
Durante su homilía, el pontífice subrayó que la familia continúa siendo el núcleo desde el cual se transmiten los principios que sostienen el tejido social.
En ese contexto, instó a los padres a ejercer una influencia formativa basada en la coherencia entre palabra y conducta, afirmando que la educación de los hijos requiere, además de orientación y acompañamiento, una actitud congruente por parte de los adultos responsables.
Afirmó que los menores reproducen comportamientos más que discursos, y por tanto, los progenitores deben vivir conforme a lo que esperan de sus descendientes.
El Papa dedicó también palabras a los hijos, a quienes pidió mantener una actitud de reconocimiento hacia quienes les dieron la vida.
Del mismo modo, se refirió a los abuelos y ancianos, a quienes encomendó la responsabilidad de una vigilia activa marcada por el acompañamiento sabio y paciente, afirmando que su papel es decisivo para la estabilidad de las generaciones más jóvenes.
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En su mensaje, León XIV hizo referencia a figuras canonizadas del ámbito familiar para reforzar su postura. Mencionó, entre otros, a los esposos Luis y Celia Martin, y a la familia Ulma, asesinada en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial por ocultar a judíos.
Con estos ejemplos, sostuvo que la unión conyugal no debe entenderse como una meta inalcanzable, sino como un modelo posible y vigente de relación construida sobre la complementariedad entre el varón y la mujer.
Según el Papa, la unión matrimonial permite a los cónyuges participar en una capacidad generadora que imita el acto creador divino, al convertirlos en "una sola carne", expresión empleada para describir el vínculo conyugal desde una perspectiva teológica.
Indicó que esa unión no solo permite la procreación, sino que estructura un espacio donde la fe se vive en lo cotidiano, del mismo modo en que se comparte el pan.
En otro de los pasajes de su intervención, León XIV retomó una cita del Evangelio de Juan para referirse a la unidad como don que procede de Dios.
En su interpretación, este don encuentra su raíz en la relación entre Jesús y el Padre, y se convierte en la fuente desde la cual es posible restaurar vínculos deteriorados por conflictos interpersonales, heridas familiares o decisiones individuales justificadas bajo nociones erróneas de libertad.
El mensaje también abordó los desafíos que enfrenta la institución familiar en la actualidad, particularmente cuando se presentan tensiones entre el discurso de la autonomía personal y la responsabilidad relacional.
El pontífice alertó sobre los efectos de ciertas rupturas familiares que, amparadas en ideas subjetivas de libertad, terminan por dañar a los más vulnerables del núcleo doméstico.
Al finalizar la eucaristía, el Papa realizó un recorrido por la plaza a bordo del papamóvil, saludando a los fieles congregados.
Dirigió una bendición especial a los niños y a las personas mayores, a quienes ubicó como pilares esenciales en la estructura familiar. Insistió en que la vida en familia no puede entenderse de forma aislada del resto de la sociedad, y que las relaciones construidas en el ámbito doméstico tienen repercusiones directas sobre el tipo de comunidad que se construye.
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