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Yeferson Cossio, del susto al reposo: así evoluciona la salud del influencer de 31 años tras operación del corazón

La recuperación del creador de contenido tras una intervención cardíaca.

YEFERSON COSSIO 9
Por Agencia Periodismo Investigativo | Mar, 23/12/2025 - 09:18 Créditos: Instagram @yefersoncossio

La alarma empezó como suelen empezar, con un silencio inusual en redes y una cadena de mensajes que corrió más rápido que cualquier explicación.

Durante el fin de semana previo al 22 de diciembre, seguidores de Yeferson Cossio notaron su ausencia y, casi al mismo tiempo, las primeras señales públicas llegaron por voces cercanas: publicaciones en las que su entorno dejó entrever que había una urgencia médica y que el influenciador no estaba en su ciudad habitual.

En ese punto, la información todavía era fragmentaria, más cercana a un “estamos acá, acompañándolo” que a un relato completo, pero suficiente para instalar la preocupación en una comunidad digital que lo sigue por millones y que está acostumbrada a verlo hiperactivo, haciendo bromas con su familia o produciendo contenido de alto ritmo.

La escena que confirmó la dimensión del episodio apareció el lunes 22 de diciembre, cuando el propio Cossio decidió grabarse desde una camilla en una clínica.

En el video, difundido en sus redes contó que llevaba dos días hospitalizado y que había tenido “fallas en el corazón”, al punto de sentir que había estado en riesgo.

A su lado se vio a su novia, Carolina Gómez, y también a su hermana Cintia Cossio.

El cuadro no fue el del personaje construido para el entretenimiento, sino el de alguien que hablaba con cansancio y prisa, como quien quiere decir lo necesario antes de entrar a un procedimiento, sin convertirlo en espectáculo.

En ese registro, Cossio mencionó que le harían una intervención “pequeña” o una “cirugía chiquita” en el corazón y pidió bendiciones y buenos deseos.

Ese tránsito —de la incertidumbre del fin de semana a la confirmación hospitalaria del lunes— marcó el punto de quiebre del relato público: el creador de contenido no dio un diagnóstico clínico detallado, pero sí fijó un marco claro de urgencia y de intervención.

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La audiencia, en consecuencia, completó el resto con reacciones: comentarios de apoyo, cadenas de oración, llamados a cuidarse y a bajar el ritmo.

La palabra “recuperación” empezó a ocupar el centro horas después, cuando el entorno reportó el resultado del procedimiento.

De acuerdo con Cintia Cossio, la cirugía salió bien y Yeferson quedó “en observación”, fuera de peligro, un término habitual en el lenguaje público para describir la etapa de vigilancia clínica posterior a una intervención.

En paralelo, Carolina Gómez grabó un mensaje junto a él y puso sobre la mesa una explicación que se volvió clave para entender la conversación que siguió: el estrés como detonante.

Según lo publicado por ella, el influenciador venía con una rutina de trabajo y desvelo prolongada, durmiendo de forma intermitente y sosteniendo durante meses un nivel de exigencia que terminó pasándole factura.

A partir de ahí, el relato se corrió del “qué pasó” al “qué viene”: el regreso a la calma, las promesas domésticas y el tipo de decisiones que suelen aparecer después de un susto médico.

En la reconstrucción, la pareja le insistió en recomendaciones concretas: menos trabajo, menos estrés, dormir mejor, comer mejor, ser “más juicioso” y más consciente con el cuerpo.

No es una historia de alta complejidad clínica contada al detalle —porque no lo está—, sino una recuperación narrada como un giro de hábitos: el momento en el que el entorno cercano aprovecha el impacto para poner límites, y el paciente, todavía convaleciente, asiente desde la vulnerabilidad.

En esa etapa, la recuperación también se volvió un asunto de acompañamiento. La presencia de su hermana y de su novia, visibles en los videos, terminó por definir el tono: más familiar que mediático.

Incluso los medios que replicaron el contenido destacaron ese acompañamiento como un elemento constante, no como un detalle decorativo.

La recuperación, entonces, quedó contada en dos planos: el clínico, reducido a lo estrictamente dicho (hospitalización, fallas en el corazón, intervención y observación), y el humano, mucho más amplio (miedo, culpa, regaños, promesas, apoyo, y la sensación de “volver a empezar” con otra disciplina).

Con la intervención ya superada, el foco pasó a lo que suele ser más difícil para figuras de internet: sostener el cambio cuando el susto se enfría y el algoritmo vuelve a exigir presencia.

Por eso, el énfasis del entorno en “bajarle” al ritmo resultó tan insistente. Carolina Gómez incluso mencionó que él le prometió cuidarse más, trabajar menos y recortar la fiesta, frases que no describen un tratamiento médico, pero sí un intento de reordenar la vida cotidiana después de una crisis.

En las próximas semanas, la recuperación de Cossio probablemente seguirá midiéndose con los indicadores propios de su oficio: cuándo vuelve a publicar, con qué tono, si reduce la intensidad, si transforma el ritmo del contenido o si, por el contrario, retoma la rutina anterior.

Por ahora, lo verificable, según lo que él y su círculo compartieron es que la intervención se realizó, que quedó en observación y que el mensaje alrededor de su convalecencia quedó resumido en una idea sencilla: el cuerpo terminó imponiendo un alto, y la recuperación empezó por reconocerlo.

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