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Lafaurie vs. Santos: la disputa en redes que estalló por el caso “Agro Ingreso Cabal”

Los dos delfines de la política se hacen fuertes cuestionamientos tras el debate sobre subsidios rurales.

Lafourie Santos
Por Agencia Periodismo Investigativo | Lun, 15/12/2025 - 12:01 Créditos: Red social X @LafaurieCabal - @EstebanSantos10 / Juan José Lafaurie y Esteban Santos

La confrontación pública entre Juan José Lafaurie Cabal y Esteban Santos escaló este lunes en medio de la controversia originada por una investigación periodística sobre un crédito de fomento y un incentivo estatal obtenidos por Lafaurie Cabal, hijo de la senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal y del presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie.

El detonante fue la columna de Daniel Coronell publicada en Los Danieles que reconstruyó una operación crediticia tramitada ante Banco Serfinanza con redescuento de Finagro.

Según ese relato, Juan José Lafaurie solicitó el 22 de abril de 2024 un crédito presentándose como “pequeño productor”, con soporte de certificaciones sobre activos e ingresos que lo ubicaban dentro de los topes exigidos para ese segmento.

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La controversia no quedó solo en el crédito. En la misma línea investigativa se expuso que a la operación se sumó un incentivo reconocido por el Estado.

En la reconstrucción divulgada por Coronell se señaló que el préstamo fue por $400 millones y que, además de la garantía del Fondo Agropecuario de Garantías (FAG) por el 80%, se habría otorgado un Incentivo de Capitalización Rural (ICR) por $95.996.800 (el tope máximo citado en esa versión), lo que reavivó el debate sobre el acceso a subsidios y su coherencia con el discurso político de la familia.

Ese punto fue clave porque la columna y los comentarios posteriores conectaron la operación con el discurso sostenido, en redes, por la senadora Cabal y por su hijo contra los subsidios.

En la denuncia, por ejemplo, se citan publicaciones previas en las que Cabal afirma que no cree en “subsidios” ni “regalos del Estado”, y trinos de Lafaurie Cabal en el mismo sentido, incluida una crítica directa a figuras públicas a las que acusó de quedarse con apoyos destinados a quienes sí los necesitan.

En paralelo, se añadió un elemento de discusión institucional: mientras avanzaba el trámite del crédito, José Félix Lafaurie hacía parte de la junta directiva de Finagro, hecho que, aunque no implica que la junta apruebe operaciones individuales, se convirtió en un foco de cuestionamientos éticos y de percepción pública sobre eventuales conflictos de interés o, por lo menos, sobre la conveniencia de informar esa situación dentro del órgano directivo.

Con ese telón de fondo, el rifirrafe con Esteban Santos tomó forma en X quien  publicó un mensaje en el que cuestionó que un abogado “curtido”, con formación en Europa y trayectoria profesional, necesitara que su padre saliera a defenderlo públicamente, en alusión a las intervenciones de José Félix Lafaurie sobre el caso.

La respuesta de Juan José Lafaurie fue inmediata y personal. Según la misma reconstrucción, replicó a Santos con un mensaje en el que lo acusó de no sostenerle la mirada cuando se han encontrado y lo atacó con una frase en la que lo llamó “hijo y beneficiario de lavador”, en una escalada que trasladó el debate desde la discusión sobre subsidios hacia descalificaciones directas y referencias familiares.

La disputa no quedó restringida a Esteban. También intervino Martín Santos, hermano de Esteban, con un mensaje en el que señaló que, por episodios como el que se discutía bajo la etiqueta #AgroIngresoCabal, se sentían “honrados” cada vez que la familia Cabal Lafaurie los atacaba. 

En la práctica, el intercambio terminó enmarcando el episodio como una pelea de alto voltaje simbólico: hijos de figuras públicas —una familia asociada al uribismo y otra al santismo— discutiendo a partir de una investigación sobre recursos públicos, ayudas agropecuarias y la coherencia del discurso político.

Más allá del choque verbal, el episodio volvió a instalar en la agenda dos discusiones de fondo. La primera, la de siempre: quiénes acceden a instrumentos de fomento y subsidios rurales y bajo qué controles se verifica que el beneficiario realmente encaje en la categoría exigida.

La segunda, más política: el costo reputacional que generan los dobles raseros —reales o percibidos— cuando una familia con discurso anti-subsidio aparece asociada a un incentivo estatal, incluso si el trámite se ajusta a la norma.

Esa tensión fue precisamente la que convirtió una investigación sobre un crédito en una disputa pública entre Lafaurie Cabal y Esteban Santos, con derivaciones que desbordaron el terreno técnico y se convirtieron en un pulso de legitimidades en redes.

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