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Advierten que el ELN cierra 2025 fortalecido en medio de diálogos con el Gobierno Petro
La guerrilla tuvo su "mejor año" en al menos dos décadas, con expansión territorial, control de economías ilegales y sostenimiento de su capacidad militar, mientras avanzaban las negociaciones con el Ejecutivo.
El Ejército de Liberación Nacional (ELN) terminó 2025 en una posición de fortalecimiento sin precedentes en los últimos veinte años, según análisis de expertos en seguridad y conflicto armado. La guerrilla no solo amplió su presencia territorial y mantuvo su capacidad militar, sino que consolidó sus finanzas a partir del control de economías ilegales, en un contexto marcado por los diálogos de paz impulsados por el Gobierno del presidente Gustavo Petro.
De acuerdo con estas evaluaciones, el grupo armado logró combinar ofensivas armadas con su participación en las mesas de negociación, sin que ello implicara una reducción significativa de sus actividades criminales. Por el contrario, el ELN habría aprovechado el escenario de diálogo para reforzar su estructura y afianzar su influencia en varias regiones del país.
Analistas señalan que durante el año la guerrilla sostuvo su andamiaje financiero gracias a rentas ilegales como la minería ilícita, la extorsión y el control de corredores estratégicos. Esta capacidad económica le permitió preservar su poder armado y expandir su radio de acción, lo que ha llevado a calificar al ELN como una “empresa criminal próspera” en el actual contexto.
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Las críticas apuntan a que la política de “paz total” del Gobierno habría generado un ambiente de permisividad que facilitó este fortalecimiento. Según expertos, la ausencia de presiones efectivas mientras avanzaban las negociaciones permitió al grupo armado mantener intactas sus estructuras y, en algunos casos, ampliarlas.
El propio presidente Petro había prometido durante la campaña electoral que lograría un acuerdo de paz con el ELN como uno de los pilares de su proyecto político. Sin embargo, el balance de 2025 deja un panorama complejo: mientras el diálogo continúa, la guerrilla llega fortalecida, con mayor control territorial y capacidad financiera.
Este escenario ha reavivado el debate sobre los costos y beneficios de las negociaciones en curso, así como sobre la necesidad de establecer límites más claros entre la búsqueda de la paz y el combate a las economías criminales que sostienen a los grupos armados ilegales.
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