Exembajador de Estados Unidos en Colombia aseguró que Colombia no es un blanco militar real

La tensión diplomática entre Estados Unidos y Colombia alcanzó un nuevo punto de ebullición tras la advertencia del expresidente Donald Trump sobre posibles ataques contra países vinculados a la producción o tráfico de droga. Sin embargo, según el exembajador Kevin Whitaker, se trata de una escalada retórica sin repercusiones operativas. En diálogo con Mañanas Blu, el exdiplomático sostuvo que Colombia no es vista como un objetivo militar real, pese a la dureza del lenguaje utilizado por el mandatario republicano.

Whitaker explicó que las palabras de Trump deben leerse como una jugada política y no como una acción de fuerza. “Yo veo esos comentarios más como producto de la muy mala relación entre los dos presidentes”, afirmó, al señalar que la confrontación pública entre Trump y el presidente Gustavo Petro se ha intensificado desde comienzos de año. Según el exembajador, el expresidente estadounidense usa a Colombia como símbolo dentro de su narrativa de seguridad hemisférica: “Se ve a Colombia como un blanco que se puede atacar para mostrar lo que son las políticas de Estados Unidos”.

Durante la entrevista, Whitaker descartó que exista una intención real de intervención en territorio colombiano y consideró que los ataques a laboratorios de cocaína no tendrían relevancia táctica. “Un laboratorio de cocaína es tres gatos y cinco galones de gasolina… no merece un ataque militar”, afirmó. Recordó además que los golpes estadounidenses a embarcaciones sospechosas en el Caribe ocurren fuera de jurisdicciones soberanas, mientras que cualquier acción en territorio extranjero supone un escenario totalmente distinto.

La conversación se extendió hacia la situación de Venezuela, donde Trump ha desplegado buques, aeronaves y cerca de 10.000 efectivos. Pese a ese despliegue, Whitaker aseguró que el expresidente está “arrinconado” por los costos operativos y la ausencia de resultados. La presión no ha logrado acercar la salida de Nicolás Maduro ni consolidar un consenso internacional. “Trump está en una posición muy difícil ahora porque ha usado la táctica de tratar de presionar la salida de Maduro y no ha servido”, dijo. Recordó además que, históricamente, el republicano se opone a intervenciones prolongadas: una operación de este tipo podría derivar en un compromiso militar más extenso de lo que la Casa Blanca está dispuesta a asumir.

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Otro punto crítico giró en torno a la facultad presidencial para ordenar acciones militares sin autorización del Congreso. Whitaker fue contundente: el War Powers Act exige la aprobación legislativa antes de entrar en operaciones. Trump ha argumentado que, al enfrentar organizaciones terroristas asociadas al régimen venezolano, podría actuar sin este requisito, pero el exembajador advirtió que esa interpretación “no es consistente con la ley” y dependería de un Congreso dispuesto a defender sus prerrogativas, algo que “por el momento no tenemos”.

La falta de respaldo internacional complica aún más el escenario. De acuerdo con Whitaker, Brasil y Colombia rechazan cualquier acción militar contra Venezuela y países europeos, como Reino Unido, se niegan a suministrar inteligencia para ofensivas. Aun así, sostuvo que Trump se siente cómodo actuando en solitario, especialmente en el hemisferio occidental.

Finalmente, el exembajador cuestionó la coherencia del discurso antidrogas de Trump, señalando el indulto otorgado al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, condenado por narcotráfico, y su silencio frente a China, principal productor de fentanilo. Para Whitaker, la disputa con Petro también es funcional: “Los dos sacan provecho de esta contienda”, al reforzar agendas internas y proyectar liderazgo en política exterior, aunque sea a través de una confrontación que, por ahora, parece más retórica que real.

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