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Estados Unidos ejecuta nuevo operativo contra embarcación en el Caribe; por primera vez se reportan sobrevivientes
Operativo de las últimas horas en alta mar contra narcotraficantes.

En el marco de las operaciones militares desplegadas por el gobierno de Estados Unidos en el mar Caribe, un nuevo ataque fue llevado a cabo el jueves por fuerzas estadounidenses contra una embarcación que habría estado involucrada en actividades de narcotráfico, según informó la agencia Reuters citando a un funcionario del país norteamericano.
A diferencia de incidentes previos, en esta ocasión se reportaron sobrevivientes, hecho que marca un cambio en el patrón de resultados observado en intervenciones similares desarrolladas en semanas anteriores.
El funcionario, cuya identidad no fue revelada, se abstuvo de entregar mayores precisiones sobre el número de personas sobrevivientes o las circunstancias exactas en las que se desarrolló el operativo.
El Pentágono, por su parte, no respondió de manera inmediata a la solicitud de pronunciamiento oficial, y hasta el cierre de esta edición no se habían divulgado versiones institucionales adicionales ni informes de carácter técnico o visual sobre el ataque.
El nuevo episodio ocurre tras una serie de intervenciones militares en altamar frente a las costas de Venezuela que han resultado en la muerte de al menos 27 personas, según reportes anteriores también conocidos a través de agencias internacionales.
Las acciones, enmarcadas dentro de la estrategia de seguridad impulsada por el Ejecutivo estadounidense, han generado cuestionamientos tanto en sectores del Congreso como en comunidades jurídicas que han planteado inquietudes respecto al cumplimiento del derecho internacional humanitario en dichos operativos.
Diversas voces críticas, particularmente entre legisladores del Partido Demócrata y expertos en normas de conflicto armado, han expresado preocupación por la legalidad de los ataques, en especial considerando que muchos de los objetivos impactados se encontraban en zonas grises del derecho internacional, al tratarse de embarcaciones no identificadas como parte de fuerzas armadas regulares o estructuras militares reconocidas.
El carácter unilateral de los operativos y la ausencia de mecanismos de verificación independientes también han sido señalados como aspectos que dificultan la evaluación objetiva de los hechos.
Desde el gobierno del presidente Donald Trump se ha sostenido que Estados Unidos se encuentra en una situación de guerra no convencional con grupos narcoterroristas que, según la administración, operan desde territorio venezolano.
Esa posición ha sido utilizada como argumento para justificar el uso de la fuerza, incluyendo el despliegue militar ampliado en la región y la ejecución de ataques selectivos en zonas marítimas próximas a Venezuela.
En comunicados previos, la administración Trump ha divulgado videos que registran la destrucción total de embarcaciones supuestamente utilizadas para el tráfico de drogas.
En esos materiales, se observa que las unidades navales impactadas quedan completamente inoperativas, y no se habían reportado hasta la fecha personas con vida tras los ataques, lo que incrementa la singularidad del más reciente operativo en el que, según fuentes extraoficiales, algunos tripulantes sobrevivieron.
Los ataques se enmarcan en una operación más amplia de presencia militar estadounidense en el Caribe, la cual contempla la movilización de destructores equipados con misiles guiados, aeronaves de combate F-35, un submarino nuclear y una fuerza estimada en 6.500 efectivos militares.
Esta expansión ha sido interpretada por observadores internacionales como una señal de escalamiento en la confrontación entre Washington y Caracas.
Adicionalmente, el presidente Trump reveló el miércoles que su gobierno autorizó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a realizar operaciones encubiertas dentro del territorio venezolano.
La declaración fue recibida con inquietud en sectores diplomáticos y políticos en América Latina y ha dado lugar a interpretaciones que sugieren la posibilidad de una estrategia orientada a desestabilizar al gobierno del presidente Nicolás Maduro, quien aún conserva el control de las instituciones y de las fuerzas armadas venezolanas.
En Caracas, las declaraciones del mandatario estadounidense intensificaron los señalamientos del gobierno bolivariano, que ha acusado reiteradamente a Washington de ejecutar planes para propiciar un cambio de régimen a través de acciones encubiertas, presión internacional, sanciones económicas y despliegues militares en la región.
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