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Petro se disculpó con Trump y rechazó señalamientos por atentado a Miguel Uribe antes de crisis diplomática

Pormenores de la comunicación oficial.

Gustavo Petro 25 tribunal
Por Agencia Periodismo Investigativo | Lun, 07/07/2025 - 07:49 Créditos: Imagen tomada de Tribunal Administrativo de Cundinamarca

El presidente colombiano Gustavo Petro envió una comunicación formal a su homólogo estadounidense Donald Trump el 23 de junio de 2025. En la misiva, el mandatario expresó su voluntad de superar las tensiones entre ambos gobiernos, admitió que sus declaraciones pudieron haber sido interpretadas como ofensivas y propuso una cumbre hemisférica. Días después, se agravó la crisis con la llamada a consultas del embajador de Estados Unidos en Colombia y una respuesta simétrica por parte del Gobierno colombiano.

En una carta enviada a la Casa Blanca y divulgada por Caracol Radio, el 23 de junio, el presidente Gustavo Petro intentó bajar la tensión diplomática que se venía gestando desde enero entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos.

El documento, de tono conciliador, fue dirigido al presidente estadounidense Donald Trump y revela el interés del mandatario colombiano por contener el deterioro de las relaciones bilaterales tras una serie de declaraciones cruzadas.

En el texto, Petro reconoce que algunos de sus pronunciamientos públicos pudieron haber sido interpretados como una acusación directa al Gobierno estadounidense por una supuesta participación en un intento de desestabilización en Colombia.

Sin embargo, aclaró que esa no fue su intención y que sus observaciones respondían a una preocupación general por las dinámicas de desestabilización en la región, que —según explicó— pueden surgir desde diversos actores e intereses internacionales.

“La política no puede convertirse en un campo de sospechas, donde las palabras sustituyan las pruebas”, escribió Petro, al tiempo que afirmó haber dedicado su vida pública a la construcción de paz y a la defensa de la vida.

En un tramo central de la misiva, rechazó de manera explícita las afirmaciones que lo responsabilizaban de haber incitado al ataque armado contra el senador Miguel Uribe Turbay mediante lo que fue calificado como una "retórica violenta" desde la Presidencia.

Petro calificó como infundadas las insinuaciones sobre una presunta relación entre sus discursos y el atentado que sufrió el dirigente político opositor en Bogotá.

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Afirmó que no existe prueba alguna que vincule al Gobierno nacional con los hechos, y aseguró haber puesto todos los recursos del Estado al servicio de la investigación judicial para esclarecer lo sucedido.

La carta también incluyó una propuesta concreta: convocar una cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y el Gobierno de los Estados Unidos.

Según el mandatario colombiano, ese encuentro serviría como espacio para abordar de forma conjunta problemas estructurales como la crisis climática, la desigualdad social, la migración irregular y la violencia transnacional.

La comunicación concluyó con un llamado a la cooperación, al respeto mutuo y a la construcción de una nueva etapa de entendimiento bilateral. "Este no es un llamado a la confrontación, sino a la responsabilidad compartida. La historia nos mira", remató el presidente Petro.

La carta de Petro fue enviada cinco días antes de que se desatara una nueva escalada en la crisis entre ambos países. El 28 de junio, la Casa Blanca confirmó que había llamado a consultas al embajador de Estados Unidos en Colombia, John McNamara, en respuesta a las declaraciones que el mandatario colombiano pronunció durante su participación en el Foro Internacional por la Paz celebrado en Vali, Rumanía.

En ese evento, Petro volvió a aludir a lo que denominó "operaciones internacionales de presión y manipulación política" contra su gobierno, sin mencionar directamente a Estados Unidos, pero sugiriendo que ciertos sectores extranjeros habrían buscado influir en el escenario político colombiano. Sus afirmaciones fueron interpretadas por analistas y voceros diplomáticos como un nuevo señalamiento indirecto hacia Washington.

La administración Trump respondió de inmediato con la decisión de suspender temporalmente algunas reuniones bilaterales en curso sobre cooperación en seguridad y asuntos migratorios. Asimismo, portavoces del Departamento de Estado señalaron que los comentarios del presidente colombiano “no contribuyen a un ambiente de confianza ni a una relación madura entre aliados históricos”.

El 30 de junio, en un gesto simétrico, el Gobierno colombiano también llamó a consultas a su embajador en Washington, Daniel García-Peña, y canceló la agenda de trabajo prevista para la semana siguiente en la capital estadounidense.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia indicó que la decisión buscaba “evaluar integralmente el estado de las relaciones diplomáticas y promover canales adecuados de comunicación”.

La tensión diplomática entre los dos países se agudizó en medio de un ambiente político marcado por acusaciones mutuas, protestas sociales en Colombia y crecientes cuestionamientos a la política exterior de Petro desde sectores tanto internos como internacionales.

Aunque la carta enviada por el mandatario colombiano a su par estadounidense fue concebida como un intento de distensión, sus efectos no lograron frenar la crisis diplomática que se consolidó en los días posteriores.

La posibilidad de una cumbre hemisférica propuesta por Petro quedó suspendida por el momento, y las relaciones entre Bogotá y Washington atraviesan una de sus etapas más frágiles en lo corrido del siglo XXI.

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