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Congreso hunde la ponencia oficial del Presupuesto 2026
Las comisiones económicas rechazaron el proyecto del Gobierno por inviable; ahora avanza una nueva ponencia con $10 billones menos de gasto.

El primer gran pulso en torno al Presupuesto General de la Nación 2026 dejó un duro golpe al Gobierno, luego de que las comisiones económicas conjuntas del Congreso hundieran este miércoles 24 de septiembre la ponencia oficial que proponía un gasto de $557 billones.
La decisión se dio tras resolver impedimentos, conocer las ponencias y someterlas a votación. En la Comisión Cuarta del Senado, el resultado fue de cinco votos contra cuatro en rechazo a la propuesta gubernamental. Ese desenlace bastó para frenar el trámite, pues basta con que una de las cuatro comisiones económicas niegue la ponencia para que esta se hunda automáticamente.
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El argumento central de la oposición fue que el plan de gasto dependía de una reforma tributaria de $26 billones, considerada inviable en el actual contexto político y económico. Con esto, el proyecto original del Ejecutivo quedó sin respaldo incluso antes del primer debate, dejando en suspenso el calendario legislativo. Según la ley, el Presupuesto debe aprobarse en primer debate a más tardar esta semana o, de lo contrario, quedaría en firme por decreto el texto presentado inicialmente por el Gobierno.
Sin embargo, el escenario cambió rápidamente en el Congreso, donde empezó a ganar apoyo una ponencia alternativa que plantea un Presupuesto de $546,9 billones, es decir, $10 billones menos que lo solicitado por el Ejecutivo. El ajuste implicaría recortes de gasto y, en paralelo, reducir la magnitud de la reforma tributaria.
Lo llamativo es que la alternativa recoge lo expresado por el propio ministro de Hacienda, Germán Ávila, quien en sesiones previas se mostró dispuesto a recortar la meta. El funcionario reconoció que esta ponencia tiene mayores posibilidades de prosperar y abrió la puerta a un ajuste tanto en el monto global del Presupuesto como en la reforma tributaria.
Si el gasto se reduce en $10 billones, el ajuste en impuestos también bajaría en esa proporción. La jugada busca desactivar el rechazo político y empresarial que generó la propuesta inicial, la cual incluía el Presupuesto más alto de la historia y una nueva carga tributaria en medio de la desaceleración económica.
Por ahora, el ambiente en las comisiones se mantiene tenso, pero con un espacio abierto para la negociación. Aunque el hundimiento de la ponencia oficial representó un revés para el Gobierno, la existencia de una alternativa viable podría destrabar el debate y acercar al Ejecutivo y al Legislativo a un punto de equilibrio.
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