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Manuel Velandia: pionero del movimiento LGBTIQ+ es nuevo asesor del Ministerio de la Igualdad
A sus 70 años el activista asume un nuevo rol profesional.

Manuel Antonio Velandia Mora, sociólogo, filósofo y activista de derechos humanos, es considerado uno de los principales pioneros del movimiento LGBTI en Colombia.
Tras décadas de lucha, exilio y trabajo académico, hoy asume un nuevo rol como asesor del Ministerio de la Igualdad y Equidad, en un momento clave para la consolidación de políticas públicas en diversidad sexual y derechos sociales.
Nació en El Socorro, Santander, el primero de junio de 1955. Desde muy joven su vida estuvo marcada por la inquietud social, la búsqueda de justicia y la defensa de las libertades individuales.
Estudió Sociología y Filosofía en la Universidad Cooperativa de Colombia y posteriormente realizó una maestría en Educación en la Pontificia Universidad Javeriana.
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Su formación académica no se detuvo allí: con el paso de los años se consolidó como sexólogo y doctor en Educación y Enfermería, campos en los que profundizó su trabajo sobre derechos sexuales y reproductivos.
Su nombre quedó inscrito en la historia del país desde la década de 1970, cuando se convirtió en uno de los fundadores del Movimiento de Liberación Homosexual Colombiano, al lado de León Zuleta, entre otros.
Con este grupo impulsó una de las primeras expresiones organizadas de reivindicación de los derechos de las personas homosexuales en una sociedad profundamente conservadora.
Para 1982, Velandia ya estaba entre los organizadores de la primera marcha del orgullo en Bogotá, una manifestación que abrió camino a la visibilidad LGBTI en Colombia, en medio de la hostilidad y la represión.
Además de su activismo, Velandia exploró espacios culturales y académicos. Fue editor de publicaciones alternativas como la revista Ventana Gay, que circuló en los años ochenta, y dedicó esfuerzos a la prevención del VIH y a la promoción de políticas de salud pública inclusivas.
Su voz no solo fue la de un militante, sino también la de un investigador que buscaba sustentar con argumentos sociales y científicos la lucha por la igualdad.
El activismo, sin embargo, tuvo un alto costo personal. Velandia debió salir de Colombia y vivió varios años en el exilio en España, tras recibir amenazas que comprometieron su vida.
Su testimonio ha sido recogido en investigaciones académicas sobre el exilio colombiano en clave LGTBIQ+, en las que se muestra cómo la persecución política obligó a defensores de derechos a buscar refugio fuera del país.
Durante su estadía en Europa mantuvo viva la militancia y participó en proyectos relacionados con la diversidad sexual, la educación y la cultura.
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De regreso a Colombia, retomó la escena pública y política. Su trayectoria le abrió espacio en entidades como la Secretaría Distrital de Integración Social de Bogotá, donde apoyó la creación de la Subdirección LGBTI, una instancia dedicada a diseñar e implementar políticas diferenciales para esta población.
También trabajó como investigador en el Museo Nacional de Colombia y en programas de investigación educativa, donde aportó desde la perspectiva de la inclusión social.
Su nombramiento como asesor en el Ministerio de la Igualdad y Equidad, bajo el cargo de Asesor Código 1020 Grado 12 en el despacho ministerial, supone un reconocimiento a esa historia de vida.
De acuerdo con la hoja de vida, su experiencia académica y de gestión le permiten articular procesos que trascienden lo meramente simbólico y se convierten en proyectos de política pública.
La expectativa se centra ahora en su capacidad para trasladar la experiencia del activismo social a un terreno institucional que requiere resultados concretos en materia de equidad, diversidad y derechos.
La presencia de Velandia en el Gobierno tiene un valor simbólico para las comunidades LGBTI: un activista que marchó en la clandestinidad en los años ochenta, que debió exiliarse para salvar su vida, hoy se sienta en un ministerio que busca ser el garante de la igualdad.
Sin embargo, también afronta el reto de responder a las críticas que suelen acompañar el paso del activismo a la política institucional.
Traducir las banderas de lucha en programas medibles, con presupuesto y alcance nacional, será la prueba más exigente de su carrera.
A sus siete décadas de vida, Velandia encarna la memoria viva de un movimiento que pasó de la marginalidad a ocupar un lugar en la agenda del Estado.
Su recorrido personal se convierte en testimonio de un país que, con resistencias y tensiones, ha avanzado en materia de derechos.
Hoy, desde el Ministerio de la Igualdad, su labor estará bajo la mirada de quienes esperan que la experiencia acumulada en la calle y la academia logre transformar realidades sociales en políticas públicas inclusivas.
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