Gobierno contempla retirar impuestos a cerveza y gasolina para salvar Reforma Tributaria

La reforma tributaria del Gobierno entró en su punto más crítico a pocos días del cierre de las sesiones ordinarias. Con el proyecto estancado en las comisiones económicas desde septiembre, el Ministerio de Hacienda abrió la puerta a retirar los impuestos más controvertidos: el tributo al consumo de cerveza y el impuesto al carbono que encarece el precio de la gasolina.

El ministro Germán Ávila explicó en una columna en La República que el Ejecutivo está dispuesto a replantear estas medidas para destrabar el debate y garantizar los recursos que financiarían el Presupuesto General de 2026. Según el funcionario, la posible exclusión de estos gravámenes busca facilitar acuerdos ante la resistencia política y social que han generado.

La discusión permanece detenida en las comisiones terceras y cuartas, donde la reforma podría archivarse si alcanza 11 votos negativos en Cámara y nueve en Senado. El escenario mantiene en vilo la aprobación de la ley de financiamiento que, según el Gobierno, es indispensable para evitar un déficit mayor el próximo año.

En medio del pulso político, la representante Katherine Miranda alertó sobre maniobras dilatorias que, a su juicio, podrían abrir la puerta a un eventual estado de emergencia económica para sacar adelante la iniciativa por decreto. Recordó que la Corte Constitucional solo permite esta figura ante hechos imprevisibles, no para sortear derrotas políticas.

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El proyecto fue diseñado para obtener 16,3 billones de pesos adicionales, equivalentes al 0,8% del PIB. Ávila destacó que la propuesta se sostiene en principios de progresividad tributaria y en la necesidad de restablecer la regla fiscal, activada en modo de excepción meses atrás.

Entre las fuentes principales de recaudo se incluyen el impuesto al consumo de alcohol y tabaco, los gravámenes a patrimonios superiores a 2.600 millones de pesos —con mayor impacto desde 6.200 millones— y ajustes en la tributación de personas jurídicas, en especial del sector financiero y del carbón.

El ministro defendió el enfoque sobre las grandes fortunas, argumentando que un número reducido de contribuyentes concentra niveles de riqueza que justifican una mayor carga impositiva. Sostuvo que fortalecer la equidad tributaria es clave para financiar programas sociales esenciales.

El Gobierno advierte que la falta de aprobación afectaría la sostenibilidad de los programas sociales y el cumplimiento de las metas fiscales de 2026. Ávila criticó la postura de un grupo de senadores que, según dijo, rechazan debatir la reforma sin tener en cuenta los ajustes introducidos ni las posibilidades de eliminar los impuestos más polémicos.

El ministro pidió al Congreso avanzar en la discusión para evitar que la falta de recaudo golpee a la población más vulnerable.

Si las comisiones no dan luz verde al proyecto en la última semana de sesiones ordinarias, el Ejecutivo convocará a sesiones extraordinarias para intentar salvar la iniciativa. El desenlace definirá el rumbo fiscal del próximo año y podría introducir cambios profundos en el diseño tributario del país.

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