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Casi 60 vacas muertas y 140 nacimientos a bordo: el drama del Spiridon II en altamar
Animales sin agua ni atención médica: alarma por ganado en barco varado desde septiembre.
Un buque de carga con 2.901 vacas vivas a bordo, que zarpó desde el puerto de Montevideo con destino inicial a Turquía, permanece sin poder concretar la descarga del ganado tras más de dos meses de navegación.
El barco, identificado como Spiridon II, partió a mediados de septiembre de Uruguay con la intención de trasladar el cargamento a territorio turco, pero desde el 22 de octubre se encuentra en situación de bloqueo marítimo, inicialmente en la costa turca y posteriormente en Libia.
Informes recientes indican que la tripulación y los propietarios del buque estarían gestionando la posibilidad de desembarcar finalmente en el Líbano.
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La imposibilidad de ingresar el ganado a Turquía se originó en la falta de documentación adecuada para el proceso de importación. Ante este obstáculo, el buque quedó a la deriva sin una ruta definida.
Organizaciones de protección animal y activistas han denunciado que durante ese lapso se habrían producido al menos 58 muertes de bovinos por hacinamiento, falta de alimento y condiciones insalubres.
A su vez, se reportó el nacimiento de aproximadamente 140 terneros a bordo, producto de novillas preñadas que iban como parte del embarque.
Durante semanas, el buque habría apagado su sistema de localización por GPS, presuntamente con el fin de evitar ser monitoreado por organizaciones que denuncian el trato dado al ganado en este tipo de transporte.
La Animal Welfare Foundation (AWF), organización que ha seguido de cerca la ruta del buque desde su salida de Uruguay, advirtió que el retorno a Montevideo implicaría para el ganado una prolongación del viaje de al menos tres semanas más, lo que agravaría aún más el estado de los animales.
De no concretarse la descarga en algún puerto cercano, las condiciones de supervivencia del cargamento se consideran mínimas.
La activista uruguaya Rita Rodríguez González señaló públicamente que el gobierno de su país no ha asumido ninguna responsabilidad sobre la situación.
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Según expresó en sus redes sociales, el Estado considera que se trata de un asunto entre actores privados.
Rodríguez denunció que el buque zarpó sin un veterinario a bordo, hecho que a su juicio constituye una omisión grave y reiteró que ninguna autoridad ha intervenido para exigir garantías sanitarias o bienestar animal en el viaje.
La directora del proyecto de AWF, María Boada Saña, veterinaria de formación, indicó que los animales no cuentan con alimentos ni agua suficientes.
También explicó que las condiciones de encierro prolongado generan episodios de abortos, infecciones como mastitis en las vacas que no pueden ser ordeñadas y problemas de salud que, sin asistencia veterinaria, no pueden ser atendidos.
Boada Saña también hizo referencia a las condiciones de la tripulación del Spiridon II, afirmando que los trabajadores a bordo no poseen el entrenamiento necesario ni el equipo médico para atender casos de enfermedades graves o muertes animales, lo que los expone a una presión operacional considerable sin contar con recursos técnicos ni logísticos.
Las organizaciones proteccionistas manifestaron su preocupación por el posible destino del ganado. Aunque la llegada al Líbano permitiría evitar una prolongación del trayecto marítimo, no hay certeza sobre el trato que recibirán los animales una vez desembarcados.
La falta de garantías mínimas para su bienestar en ese país mantiene en alerta a los colectivos que siguen el caso.
Las exportaciones de animales vivos desde Uruguay hacia países de Medio Oriente y el norte de África han sido objeto de cuestionamientos recurrentes por parte de organizaciones internacionales de protección animal.
Este caso ha vuelto a poner en discusión los protocolos vigentes para este tipo de comercio, particularmente en lo relativo a la ausencia de personal veterinario a bordo, la duración de los trayectos y el control estatal sobre los embarques.
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