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Detalles inéditos del envenenamiento: el móvil amoroso del caso Zulma Guzmán y el rastro del talio en Bogotá

Reconstrucción del doble crimen. Por menores de un caso que conmociona.

caso Zulma Guzmán y el rastro del talio en Bogotá
Por Agencia Periodismo Investigativo | Vie, 05/12/2025 - 16:28 Créditos: Cortesía

Ocho meses después del fallecimiento de dos menores en Bogotá por intoxicación con talio, la Fiscalía General de la Nación avanza en la reconstrucción del caso que involucra a Zulma Guzmán Castro, empresaria del sector tecnológico y figura pública por su aparición en el programa televisivo Shark Tank Colombia.

La investigación, desarrollada en varias etapas y con componentes transnacionales, ha permitido establecer una hipótesis detallada sobre la presunta preparación del acto, la adquisición del veneno, la entrega del paquete contaminado y la posterior salida del país de la principal sospechosa.

El 5 de abril de 2025, tres menores, estudiantes del colegio Los Nogales, se encontraban en un apartamento en el barrio Rosales, en el norte de la ciudad. La reunión, al parecer, tenía como único propósito pasar una tarde de esparcimiento, compartiendo actividades domésticas como hornear galletas.

En ese contexto, un servicio de mensajería entregó un frasco con frambuesas achocolatadas que, según el domiciliario, correspondía a un obsequio enviado específicamente para el hogar.

A pesar de que inicialmente las menores rechazaron el paquete, el mensajero insistió en que debía ser recibido conforme a la instrucción de quien lo había solicitado.

Las menores consumieron parte del contenido. También lo hizo un joven adulto presente, hermano de una de ellas. Durante la madrugada del día siguiente, los síntomas se manifestaron: vómito, malestar abdominal y otros signos inespecíficos.

Los afectados fueron trasladados a la Fundación Santa Fe. Dos de las menores, identificadas como Inés de Bedout y Emilia Forero, fallecieron días después. El resto logró recuperarse con diversas secuelas.

Los análisis médicos iniciales revelaron la presencia de talio, un metal de alta toxicidad, incoloro, sin sabor ni olor, cuya comercialización está restringida en el país. La Secretaría de Salud confirmó que no se trataba de una intoxicación accidental.

Según informó en su momento el secretario Gerson Bermont, los equipos epidemiológicos detectaron desde el inicio la sustancia, pese a no contar con mecanismos de monitoreo rutinarios para dicho compuesto.

A partir de esta evidencia toxicológica, las autoridades iniciaron el rastreo del origen del paquete. La empresa de mensajería responsable de la entrega suministró registros que permitieron identificar el itinerario del envío.

Los investigadores concluyeron que había sido gestionado por Zulma Guzmán, quien habría adquirido las frambuesas en dos ocasiones, los días 25 y 26 de marzo de 2025, a través de canales de comercio electrónico.
Las pesquisas revelaron también un antecedente de interés: Guzmán habría sostenido una relación afectiva con Juan de Bedout, padre de una de las víctimas.

Esta conexión condujo a una revisión de otro caso ocurrido en el mismo núcleo familiar: el fallecimiento de la esposa de De Bedout dos años antes.

Según fuentes judiciales, no se descarta que también esté relacionado con una intoxicación por talio, aunque dicho vínculo aún se encuentra en etapa exploratoria.

Con estos elementos, la Fiscalía formuló la hipótesis de que se trató de un acto de represalia. Las pruebas forenses confirmaron niveles altos de talio en los cuerpos de las menores fallecidas.

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Según las guías toxicológicas del Ministerio de Salud, los síntomas por exposición a talio aparecen de forma escalonada: inicialmente como un cuadro gastrointestinal, seguido por síntomas neurológicos severos y, en casos de alta concentración, la muerte.

El Instituto Nacional de Salud indica que, aunque fue utilizado como tratamiento médico y pesticida en el pasado, su uso ha sido descontinuado por su alta letalidad y difícil detección.

La línea temporal establecida por el ente acusador indica que Guzmán habría adquirido las frutas, las contaminó con la sustancia tóxica y coordinó el envío mediante una empresa de mensajería.

Tras la muerte de las niñas, salió del país rumbo a Argentina. Durante los meses siguientes, sus movimientos fueron registrados en países como Brasil, España y Reino Unido.

A finales de octubre, una vez recopiladas las pruebas necesarias, se expidió una orden de captura en su contra y una circular roja de Interpol. El objetivo es permitir su detención en cualquier territorio donde pueda ser localizada.

Las autoridades  colombianas, en coordinación con organismos internacionales, siguen la pista de su paradero ante la posibilidad de que cuente con apoyo logístico para eludir la justicia.

Paralelamente, en Colombia la investigación continúa bajo estricta reserva. Entre las pruebas figuran dictámenes toxicológicos, declaraciones de personas cercanas a las víctimas, registros digitales, reportes migratorios y documentación de la mensajería involucrada.

Según fuentes consultadas, el dictamen forense concluyó que la concentración de talio encontrada en los cuerpos era considerablemente elevada.

El 5 de diciembre, se conoció un mensaje difundido por Guzmán a través de WhatsApp, en el cual expresó su versión de los hechos. Indicó que se encontraba en Argentina por motivos académicos, negó haber huido y se refirió a los señalamientos en su contra como rumores que se expandieron sin fundamentos judiciales.

Aseguró que no fue notificada oficialmente de una investigación penal en curso y que envió a un abogado a indagar al respecto. En su mensaje, también reconoció haber mantenido una relación sentimental con el padre de una de las víctimas, lo que —según ella— sería el origen de las sospechas.

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