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Colombia 2–1 Nueva Zelanda: crónica, goles y análisis del amistoso rumbo al Mundial 2026

Goles de Gustavo Puerta y Johan Carbonero.

Selección Colombia nov 15
Por Agencia Periodismo Investigativo | Sáb, 15/11/2025 - 21:26 Créditos: Selección Colombia celebra el triunfo ante Nueva Zelanda. Tomada de Instagram: @fcfseleccioncol

Colombia necesitó sufrir hasta el final para derrotar 2–1 a Nueva Zelanda en Fort Lauderdale, en un amistoso que se parecía poco a un simple ensayo y mucho a un examen de carácter rumbo al Mundial de 2026.

Un derechazo temprano de Gustavo Puerta, el empate neozelandés de Ben Old a diez minutos del cierre y la aparición decisiva de Johan Carbonero en el minuto 90 construyeron una noche que dejó advertencias y certezas para el equipo de Néstor Lorenzo.

En la previa, el cuerpo técnico había dejado claro que este juego, primero de la última doble fecha FIFA del año, debía servir para ajustar detalles de la selección que ya tiene asegurado su cupo en la Copa del Mundo y que cerrará el año frente a Australia en Nueva York.

El Chase Stadium, casa del Inter Miami, se tiñó de amarillo en una noche sin sobresaltos climáticos y con marcado protagonismo de la numerosa colonia colombiana en Florida.

Lorenzo apostó por una nómina mixta, con una base de titulares y algunos jugadores en observación: Álvaro Montero en el arco; Santiago Arias, Yerry Mina, Carlos Cuesta y Álvaro Angulo en defensa; Jefferson Lerma y Gustavo Puerta como doble pivote; James Rodríguez más adelantado, y un tridente ofensivo con Jhon Arias, Jhon Córdoba y Luis Díaz.

Enfrente, Darren Bazeley plantó a Nueva Zelanda en un 4–5–1 con Max Crocombe en el arco y a nombres como Joe Bell, Marko Stamenic, Matt Garbett y Kosta Barbarouses respaldando al sistema de los “All Whites”, que llegaban con varias bajas pero con la intención de competir cada balón.

El partido arrancó como quería Colombia: presión alta, circulación rápida y profundidad inmediata por las bandas. Apenas en el minuto 3, una proyección de Santiago Arias por derecha terminó en un balón que Luis Díaz dejó pasar inteligentemente y que encontró de frente a Puerta en la frontal del área.

El mediocampista, que venía de ganarse un lugar en la rotación, sacó un remate seco, pegado al palo, imposible para Crocombe. El gol tempranero confirmó el guion previsto: la selección sudamericana imponía condiciones desde el arranque.

Durante buena parte del primer tiempo, Colombia monopolizó la pelota y el territorio. James se asoció con Díaz por la izquierda, Jhon Arias alternó entre la banda y los pasillos interiores, y Córdoba volvió una constante la disputa física con los centrales oceánicos.

Hubo remates de James, de Arias y un cabezazo de Angulo que encontró bien ubicado al portero neozelandés. La diferencia no aumentó por la falta de precisión en la definición y por la actuación sólida de Crocombe, que sostuvo el 1–0 con varias intervenciones de mérito.

Nueva Zelanda, sin embargo, no fue un mero espectador. Desde la media hora empezó a encontrar espacios cuando Colombia aflojó la presión y se confió en la salida.

Llegaron tiros de esquina encadenados, un remate de Barbarouses y un cabezazo de Michael Boxall que exigieron a Montero.

Además, una acción a balón parado dejó sentido a Carlos Cuesta, que más tarde sería sustituido por Jhon Lucumí, primer aviso de que la noche no sería tan cómoda como sugería el inicio.

La primera mitad se cerró con dominio colombiano pero con una ventaja exigua. El 1–0 al descanso reflejaba un equipo que había sido superior en juego y ocasiones, pero que no encontraba la sentencia. El escenario invitaba a pensar en una goleada; el marcador, en cambio, mantenía vivo al rival.

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En la segunda parte, Lorenzo empezó a mover el banco con una lógica clara: cuidar cargas físicas y darle minutos a los jugadores llamados a complementar el bloque principal.

Salieron Puerta, James y Díaz para dar paso a Kevin Castaño, Jorge Carrascal y Yáser Asprilla; más tarde entrarían Rafael Santos Borré y Johan Carbonero.

El plan buscaba administrar el partido sin perder agresividad, pero el equipo entró en una fase intermedia: mantuvo la posesión, aunque con menos claridad, y volvió previsible su ataque ante una Nueva Zelanda que ajustó líneas y se hizo más compacta.

Las estadísticas terminaron exhibiendo la superioridad de Colombia: alrededor de dos tercios de posesión, 19 remates por solo 7 del rival y 6 tiros a puerta frente a 2 de los oceánicos. Pero esa diferencia no evitó que el tramo final se jugara con angustia.

En el minuto 80 llegó el castigo. Tras una cadena de imprecisiones en la salida y un tiro de esquina concedido, Ben Old aprovechó un balón suelto en el área chica y definió a quemarropa para el 1–1.

El empate fue consecuencia de la falta de contundencia colombiana y de una leve relajación defensiva, que permitió a Nueva Zelanda creer en un resultado que hasta entonces parecía lejano. Ese golpe obligó a Colombia a cambiar de marcha en los minutos finales.

Carrascal empezó a pedir la pelota más arriba, Asprilla intentó desde media distancia y Borré se movió entre líneas para abrir espacios. Sin embargo, el partido parecía condenado a una igualdad amarga hasta que apareció la conexión que definió la noche.

En el minuto 90, Yerry Mina lanzó un balón largo a la espalda de la defensa neozelandesa; Carbonero, que había ingresado desde el banco, ganó el desmarque, controló orientado y definió de derecha ante la salida de Crocombe. El 2–1 devolvió la ventaja a la selección y encendió a la tribuna colombiana en Fort Lauderdale.

El desenlace dejó varias lecturas para el cuerpo técnico. En lo positivo, Colombia volvió a ganar un amistoso exigente, confirmó la buena adaptación de Puerta en el mediocampo y encontró en Carbonero una alternativa real por banda, capaz de desequilibrar en pocos minutos.

La sociedad entre James y Díaz, mientras estuvieron en cancha, mostró automatismos ya conocidos, y la estructura 4–2–3–1 de Lorenzo volvió a darle al equipo control de balón y volumen ofensivo durante amplos tramos.

En el debe, el equipo evidenció que sigue padeciendo cuando no traduce su superioridad en el marcador. La gestión de la ventaja mínima, la defensa de los balones parados y la concentración en los minutos finales antes del cierre quedaron señaladas por el gol de Old. En partidos oficiales de Mundial, errores similares pueden ser definitivos.

Para Nueva Zelanda, el amistoso se convirtió en una prueba valiosa antes del Mundial: pese a sufrir el primer tramo del juego, el equipo de Bazeley, limitado por ausencias, se sostuvo gracias a su arquero, aprovechó la pelota quieta y golpeó cuando Colombia levantó el pie del acelerador.

El resultado final, aunque adverso, refuerza el plan de preparación del campeón de Oceanía frente a rivales de jerarquía superior.

Colombia, por su parte, cierra el compromiso con una victoria apretada que sirve para mantener la confianza del grupo y al mismo tiempo para recordar que los detalles siguen contando.

El siguiente examen será ante Australia en Nueva York, con el Mundial cada vez más cerca y con una base consolidada, pero con margen para corregir lo que un 2–1 ante Nueva Zelanda dejó en evidencia.

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