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Falleció Fabio Castillo: vida y obra del periodista que enfrentó al narcotráfico en Colombia

Un valiente que junto a Guillermo Cano desnudaron los tentáculos del narcotráfico en los años 70 y 80.

 Fabio Castillo, periodista
Por Agencia Periodismo Investigativo | Mié, 29/10/2025 - 08:13 Créditos: Fabio Castillo, periodista. Suministrada

Murió Fabio Castillo y con él se fue una de las firmas que, desde la reportería judicial y el periodismo de investigación, ayudó a descifrar el sistema criminal que rodeó al narcotráfico en Colombia.

Dejó un legado en su trabajo periodístico y el impacto de sus libros en la comprensión pública de los carteles y sus redes financieras y políticas.

Tras trabajar en el diario El Siglo en los años setentas muy joven, entró  a El Espectador en septiembre de 1979, con 20 años y un Premio Simón Bolívar ya ganado por su serie “Así se soborna en Colombia” publicada en El Siglo. Luego vinculó a su equipo a otro gigante del periodismo investigativo en Colombia, Ignacio Gómez, actual director de Noticias UNO.

Ese arranque precoz, que la propia Fundación del premio acredita para 1979, lo situó junto a Guillermo Cano en el corazón del equipo de investigación del diario.

La escena que marcó su carrera está fechada: 25 de agosto de 1983. Ese día El Espectador publicó, en facsímil, el documento que acreditaba los antecedentes judiciales de un entonces congresista llamado Pablo Escobar Gaviria. Castillo, el editor judicial Luis de Castro y Cano tomaron la decisión editorial de poner la evidencia en primera línea, sin alardes, con método: documento, verificación, contexto. Ese estilo —prueba antes que adjetivo— sostendría su obra.

El 17 de diciembre de 1986 asesinaron a Guillermo Cano. En respuesta, Castillo ordenó sus hallazgos en un libro que apareció al año siguiente: Los jinetes de la cocaína (1987).

La obra expuso sociedades, testaferros y engranajes del cartel de Cali —cuando poco se sabía de su arquitectura— y consolidó una línea de investigación que continuaría con La coca nostra (1991) y Los nuevos jinetes de la cocaína (1996). Las ediciones y fechas están documentadas en catálogos y repositorios bibliográficos.

Las amenazas llegaron pronto. El propio Castillo contó, en raras apariciones públicas, que vivió bajo presión de muerte, razón por la que salió del país y usó identidades de paso en Quito, Miami, Madrid y París.

Solo regresó tras la muerte de Escobar, en diciembre de 1993. Aun en el exilio, siguió reportando. Esa memoria está recogida en su semblanza en El Espectador y en entrevistas que, décadas después, reconstruyeron su ruta y su método.

Castillo trabajó con una consigna: el poder siempre deja rastro. Prefirió el documento a la declaración y la cronología a la intriga.

Su firma rara vez buscó el protagonismo; en la redacción era común que sus investigaciones salieran como “Informe especial de El Espectador”. Relatos y perfiles académicos sobre su trabajo —como “Reportero sin rostro”, ganador del Simón Bolívar en 2014— fijaron ese carácter y lo situaron en la estirpe de reporteros que, junto a Cano, Rodrigo Lara y Luis Carlos Galán, confrontaron públicamente a las mafias.

En 1982 hizo un paréntesis como secretario privado del procurador Carlos Jiménez Gómez; después volvió al diario para integrar el equipo que investigó, entre otros, el “caso Grancolombiano” en la crisis financiera de los años ochenta.

Esa mezcla de temas —finanzas, justicia, política— explica por qué sus libros no se limitaron a la crónica policial: siguieron la plata, los testaferros, los paraísos y las conexiones políticas.

Los jinetes de la cocaína (1987) es quizá su libro más citado. La edición de Documentos Periodísticos —hoy disponible en archivos y bibliotecas— registra 270 páginas, con mapas de socios y capítulos que, en su momento, chocaron con la narrativa dominante sobre Medellín y Cali.

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La coca nostra (1991) amplió el foco hacia lavado y captura institucional. Los nuevos jinetes de la cocaína (1996), publicado por Oveja Negra, actualizó la cartografía criminal tras la caída de Escobar y el ascenso de nuevas alianzas, ya con paramilitarismo y negocios fronterizos en escena.

Castillo permaneció en El Espectador hasta 2016. Allí también fue columnista y miembro del Consejo Editorial cuando los directores eran Fernando y Juan Guillermo Cano.

Caricatura de Fabio Castillo que le hizo uno de sus grandes amigos el maestro Héctor Osuna.

 

 

Además de reportajes, luego fue editor de Investigaciones en La Revista (México) y, en 2020, fundó El Diario Alternativo, un medio digital desde el que —según su propia presentación— dirigía equipos de investigación, documentación y análisis de datos. También dirigió Wall Stress revista que combinó la investigación, el humor y caricatura.

Su muerte, ocurrida en la noche de este martes 29 de octubre de 2025 dejó huella en su papel como pionero en denunciar con evidencias el entramado mafioso en Colombia.

Su método —pruebas, verificación, contexto— dejó escuela. Las piezas de memoria publicadas por medios y proyectos académicos lo ubican como un referente para cubrir crimen organizado sin concesiones al espectáculo.

La idea que repetía en entrevistas —investigar para formar criterio ciudadano, no solo para “contar”— resume su ética profesional.

La contraportada de uno de sus libros Los Nuevos Jinetes de la Cocaína resume un poco lo que fue su valiente obra periodística.

“Fabio Castillo ha ganado todos los premios colombianos de periodismo. Tres veces el Premio Nacional Simón Bo-lívar. A nivel internacional galardonado por la SIP, máximo organismo de prensa del continente. También recibió el premio Ortega y Gasset.

Es Gad Gross Fellow del Comité para la Protección de Periodistas de Nueva York, y Reuter Fellow en el Green College de la Universidad de Oxford. Su libro Los Jinetes de la cocaína publicado en 1987, se convirtió en el libro de investigación periodística más vendido en la historia del país.

Realizó estudios de Filología e Idiomas en la Universidad Libre, de Derecho en la Universidad Católica y de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid. Está vinculado al periódico El Espectador desde
1979.

En Los Nuevos Jinetes de la Cocaína el autor deja al descubierto un poder subterráneo que todavía se desconoce. Revela las nuevas organizaciones clandestinas, con sus ramificaciones, testaferros: empresas y personas que hasta hoy permanecían ocultas. Con fotos, mapas, cuadros, documentos inéditos y diagramas devela los múltiples carteles que se reorganizan en Colombia.

Siempre con la seriedad investigativa de Fabio Castillo. Un periodista como los de antes —y como aún quedan-, que ante la verdad no transigen, ni pactan, ni ocultan, ni callan”.

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