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Banco Agrario cumplió 26 años consolidándose como motor del crédito rural en Colombia
Más de $27 billones en créditos: el balance de entidad financiera, planes, nuevos productos y futuro.

Con 26 años de operaciones, cumplidos hace casi dos semanas, el Banco Agrario de Colombia ha consolidado su papel como la principal entidad financiera del sector rural en el país.
Fundado el 28 de junio de 1999, tras la liquidación de la antigua Caja Agraria, el banco nació con el mandato de brindar servicios financieros a poblaciones tradicionalmente excluidas del sistema bancario, con especial énfasis en el agro colombiano.
Hoy, tras más de dos décadas y media de funcionamiento, el Banco Agrario no solo mantiene su vocación de servicio al campo, sino que se ha convertido en uno de los motores del crédito productivo, de la bancarización digital y del fortalecimiento de la economía popular.
Una cobertura sin precedentes
Con presencia en 763 municipios del país, la entidad alcanza el 99 % del territorio nacional y opera como único banco en al menos 465 localidades, muchas de ellas en zonas de conflicto o de difícil acceso.

A lo largo de su historia, ha mantenido una estructura operativa que incluye 793 oficinas tradicionales y cerca de 130 oficinas ‘BAC Más Cerca’, con personal que realiza recorridos rurales y actividades de inclusión financiera en veredas, corregimientos y cabeceras municipales.
Este modelo de atención, considerado por la propia entidad como “el corazón de la banca social”, ha sido el pilar de una política de financiamiento con criterios sociales, técnicos y territoriales.
Créditos, clientes y economía popular
En su balance más reciente, correspondiente al primer semestre de 2025, el Banco Agrario reportó desembolsos por más de $11,2 billones, de los cuales $3,7 billones fueron dirigidos a pequeños productores, mujeres rurales, jóvenes, asociaciones campesinas y víctimas del conflicto armado.
Un componente adicional de $633.000 millones fue destinado a la economía popular, a través de esquemas de crédito simplificado y tasas subsidiadas, diseñadas para facilitar el acceso de vendedores informales, comerciantes de plazas de mercado y emprendedores rurales.
Los beneficiarios han expresado su respaldo a este modelo: “Antes tocaba pedir prestado a gota a gota. Ahora pude montar mi puesto de arepas en el mercado con un crédito pequeño, y pago en cuotas bajas cada mes”, afirma Rosalba Martínez, comerciante informal en Sincelejo, beneficiaria del programa de economía popular.
Por su parte, Luis Alfredo Rojas, caficultor de 28 años en el sur del Huila, accedió a un crédito joven sin necesidad de historial crediticio ni codeudor:
“Pensé que nunca iba a tener un préstamo a mi nombre. Pero el banco me explicó cómo funcionaba y me apoyaron para arrancar mi primer cultivo de café en finca de herencia. Hoy ya tengo dos hectáreas sembradas”.
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A través de programas de educación financiera, el banco ha capacitado a más de 180.000 personas en zonas rurales desde 2023, generando confianza entre pobladores históricamente excluidos del sistema financiero formal.
“En la vereda nunca habíamos visto un banco. Hoy vienen con tabletas, nos enseñan cómo manejar la app y nos pagan los subsidios sin intermediarios”, señala Jesús Yunda, campesino y líder comunitario del municipio de Policarpa, Nariño.
BICO y la digitalización del crédito
Uno de los avances más significativos del banco en los últimos años ha sido su proceso de transformación digital. A través de la aplicación BICO, el Banco Agrario ha incorporado una billetera digital que ya cuenta con más de 1,7 millones de usuarios, desde la cual se realizan pagos, retiros, transferencias y solicitudes de productos financieros sin necesidad de desplazamientos a oficinas físicas.

Gracias a esta herramienta, el banco ha vinculado 300.000 nuevos usuarios, en su mayoría ubicados en zonas rurales dispersas. Las operaciones digitales con BICO ya superan los $3,5 billones, lo que refleja el crecimiento de la bancarización tecnológica con enfoque inclusivo.
Mayerly Pira, madre cabeza de hogar en Villanueva, La Guajira, utiliza la billetera para administrar los ingresos de su negocio de panadería: “Con BICO ya no tengo que pagar transporte para ir a cobrar. Ahí me llega la plata del banco y puedo hacer vueltas desde el celular. Hasta pago los servicios”.
“El banco del agro y del pueblo”, Hernando Chica Zuccardi, presidente
Desde su llegada a la presidencia del Banco Agrario en 2022, Hernando Chica Zuccardi ha liderado una estrategia de modernización institucional sin abandonar el enfoque rural. Bajo su dirección, el banco ha logrado las mejores calificaciones financieras del mercado y ha ampliado su cobertura a nuevos sectores.
En declaraciones recientes, Chica señaló: “El Banco Agrario no solo es del campesino; también es del joven, de la mujer, de la economía popular, de las plazas de mercado, del pescador, del indígena, del afrodescendiente. Estamos dispuestos a poner en movimiento $12 billones en crédito para 2025”.

También anunció que se multiplicará por cinco la cartera de crédito asociativo, con el propósito de beneficiar a más de 2.000 organizaciones campesinas.
Un banco de futuro
De cara a los desafíos de los próximos años, el Banco Agrario proyecta su consolidación como una banca pública moderna, eficiente, digital y socialmente responsable. Las metas trazadas incluyen
Ampliar su cobertura en zonas PDET y áreas de reincorporación.
Desarrollar nuevas herramientas de scoring digital para facilitar crédito sin historial.
Fortalecer la alianza con gobiernos locales para cofinanciar proyectos de infraestructura agropecuaria.
Aumentar el número de mujeres y jóvenes con acceso a servicios financieros.
Convertirse en referente regional de banca pública rural.
A sus 26 años, el Banco Agrario no solo se mantiene vigente, sino que se proyecta como uno de los pilares de la transformación social del país desde lo financiero.
Con una estrategia centrada en las personas y un compromiso explícito con los territorios, el banco reafirma su rol como institución clave para el desarrollo rural colombiano.
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