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Descubren tres nuevas especies de hormigas en el bosque seco tropical colombiano
La investigación, publicada en la revista ZooKeys, eleva a cerca de 500 el número de especies registradas en este ecosistema amenazado.

Una nueva puerta se abre al conocimiento de la biodiversidad colombiana: tres especies de hormigas, desconocidas hasta ahora para la ciencia, fueron descubiertas en el bosque seco tropical del país, uno de los ecosistemas más amenazados y menos explorados.
El hallazgo, liderado por el mirmecólogo Roberto José Guerrero y el biólogo Brandon Arredondo, fue publicado en la revista científica ZooKeys y hace parte de un inventario en curso que ha identificado cerca de 500 especies de hormigas en el ecosistema, multiplicando por cuatro las estimaciones previas.
Las nuevas especies —Nesomyrmex iku, Nesomyrmex konina y Nesomyrmex xerophilus— fueron identificadas mediante microscopía electrónica, fotografías de alta resolución y análisis morfológicos detallados. Además, se reportó por primera vez en Sudamérica a Nesomyrmex vargasi, y se propuso una reorganización taxonómica que redefine los límites de especies ya conocidas.
“El bosque seco tropical ha sido históricamente ignorado tanto por la ciencia como por las políticas ambientales. Pero lo que hemos encontrado aquí revela una biodiversidad impresionante que necesita ser protegida”, explicó Guerrero, investigador del Laboratorio de Biosistemática de Hormigas de la Universidad del Magdalena.
Más allá del descubrimiento científico, el estudio también rinde tributo a los pueblos originarios que habitan estas regiones. Los nombres iku y konina son un homenaje a las comunidades arhuaco y sikuani, guardianas de estos territorios desde tiempos ancestrales.
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Hasta hace poco, se creía que este ecosistema albergaba entre 100 y 150 especies de hormigas. El nuevo conteo —con 462 ya registradas— cambia radicalmente la percepción sobre su diversidad biológica. Las hormigas, en particular, son indicadores clave de la salud ecológica, ya que su presencia y comportamiento están directamente ligados a la vegetación del entorno.
“El uso de Nesomyrmex como modelo biológico nos permite entender la pérdida de biodiversidad en función de la degradación del hábitat”, añadió Guerrero, quien junto a Arredondo recorrió regiones como Arauca, La Guajira y Magdalena para recolectar muestras y documentar comportamientos ecológicos.
El estudio plantea nuevas preguntas sobre adaptación, evolución morfológica y distribución. También busca llevar este conocimiento más allá del ámbito académico. “Queremos acercar estos hallazgos a las comunidades, para que las personas comprendan que hasta las pequeñas hormigas son piezas fundamentales del equilibrio natural”, concluyó Guerrero.
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