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Conflicto en Oriente Medio: 1991 cuando Israel optó por no responder a los misiles de Saddam Hussein

En el contexto de la Primera Guerra del Golfo, una serie de misiles Scud, lanzados por Irak, impactaron en las ciudades israelíes de Tel Aviv y Haifa.

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Por Agencia Periodismo Investigativo | Lun, 15/04/2024 - 08:53 Créditos: ECR Group

Existe un precedente en el cual una nación de Oriente Medio ejecutó ataques misilísticos contra Israel, y, a pesar de ello, Israel decidió no contraatacar. Este hecho se registró en 1991, durante el conflicto bélico conocido como la Guerra del Golfo o Operación Tormenta del Desierto. 

En aquel entonces, una coalición internacional liderada por Estados Unidos intervino militarmente para liberar a Kuwait, que había sido previamente invadido y ocupado por las fuerzas de Saddam Hussein, dirigente de Irak.

Guerra del Golfo se desarrolló entre el 2 de agosto de 1990 y el 28 de febrero de 1991. En esta guerra, una coalición de 34 naciones liderada por Estados Unidos y respaldada por la ONU, se enfrentó a Irak debido a su invasión y posterior anexión de Kuwait. 

Sadam Huseín, el entonces presidente de Irak, denominó este enfrentamiento como "la madre de todas las batallas". A menudo, este conflicto es referido como Operación Tormenta del Desierto, que es el nombre dado al operativo militar de Estados Unidos. 

Además, se le ha llamado la segunda guerra del Golfo para distinguirla de otros conflictos en la región, como la guerra entre Irán e Irak de 1980-1988 y la guerra de Irak que ocurrió entre 2003 y 2011.

La invasión 

En la madrugada del 2 de agosto de 1990, tropas iraquíes ejecutaron una meticulosa invasión de Kuwait, desplegando vehículos armados e infantería para ocupar posiciones estratégicas, incluyendo el palacio del emir. 

Este movimiento fue cuidadosamente planeado para evitar la detección de los servicios de inteligencia occidentales y kuwaitíes. Antes del ataque, los iraquíes desplegaron grandes campamentos logísticos y de municiones desde Basora hacia Kuwait, implementando medidas de engaño al enviar órdenes importantes por tierra y evitando el movimiento obvio de depósitos de municiones. 

Sin embargo, este enfoque causó complicaciones durante el ataque, especialmente para las unidades blindadas no pertenecientes a la Guardia Republicana Iraquí, que no estaban completamente preparadas para el combate. 

Aunque el ejército kuwaití fue rápidamente vencido, lograron permitir que la mayoría de sus fuerzas aéreas escaparan hacia Arabia Saudita.

Los enfrentamientos más intensos ocurrieron en el palacio del emir y alrededores del cuartel general de la fuerza aérea kuwaití, donde la guardia real luchó para permitir la huida de la familia real. 

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Los fallecidos

Entre los fallecidos se encontraba el jeque Sheikh Fadh, líder de la guardia real y hermanastro más joven de la familia Jabir, quien había sido entrenado por miembros del SAS británico. Tras la victoria, las tropas iraquíes saquearon recursos alimenticios y médicos, detuvieron a miles de civiles y tomaron el control de los medios de comunicación. 

Posteriormente, la policía secreta iraquí, conocida como "Mukhabarat", se desplegó en Kuwait City. Irak también detuvo a miles de turistas occidentales como rehenes, utilizando posteriormente como escudos en las negociaciones.

Después de instalar un breve gobierno títere liderado por Saddam Hussein, Irak anexó Kuwait, justificando la acción como una "liberación" del pueblo kuwaití. A pesar de la propaganda de guerra, surgieron grupos de resistencia armada liderados por oficiales del ejército kuwaití, quienes entrenaron a civiles en el uso de armas militares y policiales.

La respuesta

En respuesta, el 16 de enero de 1991, una coalición internacional liderada por Estados Unidos y autorizada por la ONU inició una campaña militar para expulsar al ejército iraquí de Kuwait, en cumplimiento de la resolución N.º 660 de la ONU. La coalición incluyó 34 países, con una fuerza combinada de casi un millón de hombres, 2000 tanques y una flota de 100 barcos de guerra, incluyendo seis portaaviones. 

La fuerza estadounidense era la más numerosa, con 415,000 soldados. Este fue el primer despliegue importante de la Armada de los Estados Unidos desde el fin de la Guerra Fría.

Las fuerzas iraquíes, por su parte, contaban con un ejército de 545,000 soldados, 4500 blindados, 700 aviones de combate y un arsenal de armas químicas y biológicas. 

La operación "Escudo del Desierto" marcó el inicio de la respuesta, destinada a proteger Arabia Saudita de una posible ofensiva iraquí.

La campaña comenzó el 17 de enero con una serie de bombardeos, incluyendo el uso de 100 misiles crucero Tomahawk. Durante la primera semana de ataques aéreos, la coalición afirmó haber destruido al menos 350 aviones enemigos, mientras que los iraquíes afirmaban haber derribado 60 aviones aliados. 

Conflicto intenso

La batalla se intensificó, con enfrentamientos como la toma de Khafji por fuerzas iraquíes y enfrentamientos directos con tropas estadounidenses que resultaron en bajas.

Este conflicto marcó un hito en la geopolítica mundial, con una coalición internacional actuando en respuesta a la agresión de un país contra otro, en cumplimiento de las resoluciones de la ONU y con una demostración significativa de fuerza militar de Estados Unidos después de la Guerra Fría.

En un intento por disgregar la coalición y forzar la retirada de Egipto, Siria, Arabia Saudita y otros países árabes del conflicto, Saddam Hussein ordenó el lanzamiento de misiles Scud-B hacia Israel, con la esperanza de arrastrar al estado hebreo al conflicto. A pesar de que los israelíes optaron por no responder a los ataques, estos provocaron cambios en los planes de la coalición. 

A partir de entonces, las plataformas móviles desde las cuales los iraquíes disparaban contra Israel se convirtieron en un objetivo prioritario. Para contrarrestar esta amenaza, se desplegaron numerosos F-15 Eagle equipados con el radar APG-70, capaz de detectar y destruir las evasivas plataformas de lanzamiento de Scud. 

El arsenal

En total, unos 41 misiles Scud con cargas convencionales impactaron en varias ciudades israelíes, principalmente Tel Aviv, Ramat Gan y Haifa.

Dado que Saddam Hussein había amenazado con utilizar misiles con armas químicas contra Israel en caso de una acción de la coalición contra Irak, el Cuerpo de Defensa Civil israelí distribuyó máscaras de gas a todos los ciudadanos del país en los meses previos al conflicto. 

Se implementó una sirena antimisiles que, coordinada con los radares estadounidenses, advertía de cada lanzamiento de Scud contra el país, permitiendo a los israelíes prepararse adecuadamente, incluyendo refugiarse en habitaciones selladas herméticamente y usar las máscaras de gas. 

Sin embargo, con el paso del tiempo y sin señales de un ataque químico inminente, muchos ciudadanos dejaron de seguir las instrucciones, a pesar de su obligatoriedad.

Secuelas 

A medida que aumentaba la frecuencia de los lanzamientos de Scud, los israelíes, poco acostumbrados a la inactividad en conflictos bélicos, comenzaron a perder la paciencia. 

Para evitar cualquier intervención por parte de Israel, Estados Unidos optó por una estrategia defensiva, desplegando seis baterías de misiles Patriot en todo el país, aunque demostraron ser bastante ineficaces, tuvieron un impacto positivo en la moral de la población. 

La Fuerza Aérea de los Países Bajos también asignó un batallón de misiles Patriot, distribuido entre Israel y Turquía.

Sin embargo, el 22 de enero de 1991, un misil Scud impactó en la ciudad de Ramat Gan después de que dos misiles Patriot fallaran en interceptarlo, poniendo en duda la efectividad del sistema de defensa. 

El ataque resultó en la muerte de tres adultos mayores por infarto, 96 heridos y daños en 20 pisos. En este punto, el primer ministro israelí advirtió a Estados Unidos que tomaría medidas si los ataques no cesaban. 

Unidades de fuerzas especiales de Israel estaban preparadas para volar hacia Irak, pero la misión fue abortada cuando el Secretario de Defensa estadounidense, Dick Cheney, reveló los planes de la coalición para neutralizar las plataformas de lanzamiento. Esto llevó a Israel a encontrarse en una situación única en su historia, formando parte del campo de batalla sin ser un actor activo en el conflicto.

 

 

 

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