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La historia desconocida del influencer gastronómico Tulio Zuloaga

Detrás del hombre que está transformando el negocio de los restaurantes y hace posible los sueños de muchos emprendedores de comida, hay una vida trepidante. Comenzó el Burger Máster en 51 ciudades, irá hasta el 22 de mayo.

Tulio principal
Por Agencia Periodismo Investigativo | Lun, 15/05/2023 - 21:32 Créditos: Facebook Tulio Zuloaga

"Yo soy aquel", la composición de Manuel Alejandro con la que el icónico cantante español Raphael representó a RTVE en el Festival de la Canción en Eurovisión en 1966, es un disparo húmedo en el corazón para Tulio Zuloaga Pérez.

Tenía apenas 12 años de edad, vivía en Barranquilla. Su padre Tulio Zuloaga Revollo compró dos boletas para ver a Raphael, pero él iría de viaje y no podía asistir, así que le pidió que lo reemplazara en el asiento y acompañara a su madre.

Se negó rotundamente, no le gustaban las canciones de Raphael, tampoco el artista, ni sus ademanes. De niño se autodefinía como machista y rockero. Así que nada tenía que hacer en ese concierto.

La invitación amable de su padre se transformó en orden. A regañadientes, con las mejillas infladas por la rabia, asistió junto a su madre.

Lo que vio le cambió la vida por completo. Raphael abatió sus manos y luego envolvió el escenario con su voz, un tenor baritonado.

A Tulio se le difuminó la rabia, sus mejillas se desinflaron y su mandíbula cayó, literalmente quedó con la boca abierta. En su cabeza surgió una exclamación, "eso es lo que yo quiero en mi vida, seré cantante", sonrió.

Durante dos horas su espíritu rockero levitó en el solfeo y los compases del denominado monstruo de la canción. Salió con cuatro discos bajo el brazo y con una convicción de vida.

La música, como la gastronomía, recupera los mejores recuerdos de los laberintos de la memoria, diría cuatro décadas después.

Aterrizaje en Bogotá

Tulio Zuluaga Pérez es hijo de Diana Pérez, una mujer dulce pero con una tenacidad y una fuerza del corazón inquebrantables y de quien heredó no solo su apellido, también su nombre, el conocido líder del gremio Asopartes, Tulio Zuloaga, estrechamente ligado a la comunidad jesuita a la que perteneció en los años en que estudiaba Filosofía y Letras y hacía su carrera como seminarista y futuro sacerdote.

En su regalo de grado de una carrera al servicio de Dios, viajó al exterior pero entendió que no era su vocación y renunció. Conoció a quien luego sería su esposa y decidieron hacer una vida juntos en Barranquilla. Tulio nació el 7 de octubre de 1970.

Aunque su padre no continuó con la vida sacerdotal, sí mantuvo el vínculo con la comunidad jesuita, incluso laboró como prefecto de disciplina del Colegio San José, luego fue trasladado a Bogotá para continuar con la misma misión pero en otra institución educativa de la capital.

Así aterrizó Tulio Zuloaga Pérez en uno de los colegios más emblemáticos de la ciudad, el San Bartolomé. Una institución fundada en 1941 por los jesuitas. La misma comunidad religiosa fundadora del Colegio Nacional de San Bartolomé en 1604, el plantel educativo más antiguo del país con cuatro siglos a cuestas.

Tulio padre
Foto: Twitter Tulio Recomienda / Tulio Zuloaga Revollo y su hijo Tulio Zuloaga


Pero Tulio, el niño, interpretó mal el trabajo de su padre y con la convicción de que era mucho más que el encargado de la disciplina, lo creyó dueño y empezó a enrostrarles su imaginario a monjas y profesores; desafiante y airoso los invitaba a quejarse con su padre, porque según él era el dueño del colegio.

Ellos solo sonreían por las travesuras de aquel "terremoto" e insistían en el regaño por indisciplinado y también por repostero.

Así creció. Entre travesuras y una pasión incontrolable por la música. En la calle 45 con 17, en el corazón del barrio Palermo, se envolvía una toalla en la cabeza emulando una melena larga y frondosa de los rockeros, pero atrapado en la voz de Raphael, imitaba a esos intérpretes que daban vueltas en el tocadiscos de su madre, que tenían todo menos rockeros, uno de ellos Miguel Bosé.

Luego se cambió de barrio del central Palermo a Santa Coloma, cerca de lo que en los años 80 se conocía como el segundo puente sobre la Autopista Norte. Cambio de barrio, pero no de sueños. Componía canciones desde niño y desde siempre. En una oportunidad a su padre le regalaron un disco de éxitos instrumentales.

A Tulio le encantó la melodía, lo transportaba, pero pensó que a ese éxito le faltaba algo y escribió una canción con esa música: "Tú eres lo que a mi vida le ha dado todo, le ha dado amor", decía un aparte de la letra.

Tiempo después, cuando mostró lo que creyó era un gran descubrimiento, su interlocutor con voz burlona le exclamó: "No seas ignorante, esa melodía ya tiene letra y muy bella por cierto", era "A mi manera" o "My Way" de Frank Sinatra.

Pero a él no le importó. Había compuesto una canción y eso era lo único que le importaba, así que la interpretaba donde pudiera.

En una oportunidad, en un encuentro de porristas en el coliseo del Liceo Cervantes se presentó. Entonó su canción, la misma que había compuesto de adolescente y que denominó "El Camino".

Tulio apareció en el escenario vestido de blanco de pies a cabeza. Una bofetada al estilo bogotano clásico de la época en la cual los colores claros y, más aún, el blanco era un sacrilegio.

Tomó aire y entonó su canción, la música de "A mi manera" pero con su letra. Lo hizo en una época donde las bandas de rock americanas y en español se apoderaron de la radio, el público lo chifló, lo abucheó, le lanzaron monedas y todo lo que encontraron.

Pero él tenía una convicción de hierro y el carácter suficiente para no correr, no esconderse. Simplemente siguió cantando; los sacerdotes se subieron al escenario para pedirle que bajara, pero él, antes de que lo alcanzaran, bajó las escaleras y en el centro del coliseo, más visible, más cerca de todos, continuó cantando. Cuando finalmente salió del lugar porque simplemente terminó su canción, las pandillas del lugar lo estaban esperando para golpearlo.

Imagen y sonido

Tulio cree que ese carácter recio, esa personalidad obstinada, esa decisión que lo define como persona, la heredó de su madre, quien con temple, mucho temple, superó un cáncer años atrás.

En su niñez y adolescencia pasaba su tiempo componiendo y cantando; de hecho, una canción que aún utiliza el Colegio San Agustín es de su autoría.

Continuaba empecinado en ser como ellos, pero tenía un problema en contra, uno grave en esa época: no afinaba mucho. Su deseo era más grande que su oído musical.

Pero eso no era un obstáculo para Tulio, un hombre obstinado y resiliente que define al destino como una batalla que la disciplina y la constancia le ganan al talento.

Ingresó al elenco de uno de los programas más famosos de la época, Pequeños Gigantes, una época en la que se sintonizaban dos canales y la programación de lunes a viernes iniciaba a las 4:00 p.m y los fines de semana a las 8:00 a.m.

El programa fue el semillero de cientos de artistas: Carlos Vives, Yaneth Waldman, Carolina Sabino, Julieta García. Su directora era Tony Navia, quien le vaticinó a Tulio su destino: "tú serás presentador y un hombre de radio". Él seguía obstinado con cantar. Del programa salió a los 14 años cuando su voz y su físico no eran ya ni los de un niño ni los de un hombre, y la serie era infantil.

Años después, Nicolás Crone, que estaba incursionando en el negocio de las minitecas, le contó que en 88.9, la emisora juvenil, estaban buscando un DJ. Llamó, le contestó Alejandro Villalobos, pero éste le advirtió que tenía errada la información; volvió a llamar, le contestó Andrés Nieto, éste le reiteró que no había vacantes.

Los interlocutores de Tulio, Nieto y Villalobos, no sabían de su capacidad de insistencia. Siguió llamando hasta que contestó James González, éste le confirmó que sí era cierto y lo contactó con el dueño de la miniteca Nice. Lo convocaron a una prueba y lo contrataron de inmediato.

tULIO dj
Foto: Tulio Zuloaga en su faceta como DJ en los 80


Pero al inquieto Tulio le gustaba innovar. Tenía familiares en España que, cuando viajaban a Colombia, le traían como regalo casetes de DJ de ese país en los que interactuaban con los oyentes.

Así nació una de las frases por las que más lo recuerda la generación X, aquellos nacidos en la década de los setenta y ochenta: "Tututulioooooo", la cual surgió de la canción de Phil Collins, "Sussudio".

En una oportunidad entró Hernando Romero Barliza, El Capi, y lo regañó: "muy bonito pasando por encima de Phil Collins el gran Tututulioooo". Y sin saberlo del regaño, quedó una frase memorable.

Él abría los micrófonos y cantaba sobre la música que estuviera programando; lo regañaban por eso, pero él continuaba con sus autodenominadas locuras. Optó por cerrar la puerta para que el regalo estuviera del otro lado del vidrio y no en cabina. Él solo decía: "déjenme, déjenme ser".

Tiempo después fue contratado para hacer parte de 'El zoológico de la mañana', marcó un hito en la radio, dirigido por El Capi Romero y con personajes como Fulgencio y Carlota que revolucionaron la emisión de la mañana.

Aunque Tulio tuvo buen recibimiento como DJ, incluso era una época en la que estos programadores eran estrellas del rock y algunos tenían escoltas, pero era parte de la puesta en escena.

Una estrategia

Él no desistía de ser cantante y mucho menos cuando trabajaba programando los éxitos de los demás. Un día se le ocurrió una idea con la que tal vez podía materializar su sueño de ser intérprete.

Le propuso a su jefe Fernando Pava un negocio. Por aquellos años era usual que las empresas regalaran un LP o long play, un disco de vinilo de 30.5 centímetros de diámetro en los que se grababa en formato analógico 25 minutos de sonido.

Es decir, las marcas reconocidas regalaban estos vinilos brandeados con los logotipos de sus empresas y en los que se recopilaban algunos éxitos musicales. Pava había cerrado una negociación para que la emisora regalara unos discos a sus oyentes, había pensado en mil unidades, pero Tulio tenía una idea mejor.

Le propuso a su jefe que mejor destinara ese cupo de ese millar de unidades para que él pudiera grabar una canción y así por fin podría lanzar su carrera musical. Pava sería su socio en esa hazaña. Sin agrupación musical, Tulio buscó a una banda denominada Alep. Así se grabó el primer súper sencillo de Zuluaga con "Misterio de Amor" y "Todo por ti".

“He entregado todos mis momentos, me importa solo tu felicidad y voy llenando todos los vacíos, inventándome siempre algo más. Y yo soy todo, todo para ti", decía uno de los estribillos de "Todo por ti". El LP llegó a las discotiendas. Una semana después las ventas eran sorprendentes, solo su madre había comprado una unidad; de resto, ni su familia.

Pero Zuluaga no conoce la palabra derrota. Tomó una decisión, desprenderse de uno de sus grandes amores, su carro, un Renault 4 que había adquirido con mucho sacrificio. Lo vendió y con lo recaudado le entregó dinero a sus familiares y amigos más cercanos, casi confidentes, para que se abalanzaran a las tiendas y compraran su disco.

Tulio portada
Foto: Tulio Zuloaga en su época de cantante


En la segunda semana de su lanzamiento, Tulio Zuluaga se convirtió en el artista colombiano con mayor número de discos vendidos en Bogotá. Aunque no tenía la atención del público ni de los oyentes, sí logró con ese registro la de las casas disqueras.

Gracias a su particular estrategia de ventas y mercadeo, firmó con Discos EMI en Venezuela, Ricardo Montaner se convirtió en su padrino y tuvo un listado de compositores a su disposición.

Así cumplió su sueño. Ya era un cantante reconocido que se paseaba por Bogotá a 2600 metros sobre el nivel del mar, luciendo una melena crespa espesa, sus brazos y hombros expuestos gracias a su gusto por las camisas manga sisa y dos aretes.

La sombra de Vives

Aunque su sueño era consolidar su carrera musical, su estilo rockero, al menos en cuanto a personalidad y vestuario, hizo que cada vez que un libretista de alguna serie o novela necesitaba un personaje revolucionario con pinta de rockero, de melena larga, se acordara de Tulio.

En Colombia no había otro artista como él. No uno que luciera así, una mezcla entre contestatario y romántico. Aunque nunca se consideró actor, participó en novelas como "Pasiones Secretas" y "Sangre de Lobos". Le sobraba trabajo. Presentó múltiples programas al mismo tiempo: "Maximini", "Línea de tres", "FM estéreo", entre otros.

Pero el dinero que recibía se lo gastó en rumba, trago y en gastos hormiga. Llegó el apagón del 92 y con él muchos programas también finalizaron.

Tulio recuerda que luego de firmar con EMI para grabar su disco en Venezuela, se encontró con Carlos Vives en el City Rock Café de Camilo Pombo, ahí se saludaron, desde Pequeños Gigantes no se veían y le dice: "loco, tú vas a lograr lo que yo nunca pude lograr", sentenció Vives. Unas palabras que las dijo Carlos antes de que lanzara el éxito que lo catapultó a la fama mundial, "La gota fría".

Tiempo después, cuando Zuluaga lanzó el que realmente fue uno de sus grandes éxitos, "La cachucha bacana", a pesar de haber vendido más de un millón de discos, las emisoras bogotanas y sus antiguos colegas lo matonearon, lo señalaron de estar copiando a Vives y de querer parecerse a él.

Eso sin darse cuenta y como jamás había pasado en su vida, lo mermó un poco. No podía hablar, no podía defenderse, no podía decirle al mundo que difícilmente los artistas cantan lo que quieren, que es la industria musical la que termina imponiendo géneros y estilos.

Mientras Carlos Vives fue un rockero que terminó saboreando el éxito con el vallenato; Tulio fue otro rockero con más pinta de rockero que el primero, que simplemente quería ser exitoso como cantante y que soñaba con ser Raphael o Miguel Bosé.

Zuloaga y Vives
Foto: Influencer Tulio Zuloaga y cantantes Carlos Vives


A pesar de eso, grabó ocho discos, de los cuales cinco fueron vallenatos. Muchos fueron grandes éxitos como "Compae Chemo" e incluso en una ocasión Enrique Iglesias, cuando apenas despuntaba en la música, fue su telonero; las paradojas de la vida y del arte.

Pero mientras triunfaba en la música y cumplía su sueño, su vida amorosa era de cristal. Después de un corto noviazgo, había tomado la decisión de casarse, pero la vida matrimonial apenas duró un mes.

A ello se sumaba la presión de ser calificado como la competencia de Carlos Vives, el matoneo y la mala prensa que vivió lo llevó a tomar la decisión radical de retirarse de los escenarios, a pesar de hacer giras con Paulina Rubio y de llegar a MTV, con la primera canción de habla hispana en la sección in situ.

Celia Cruz y Shakira

En una ocasión, cuando se presentó en un espacio de Univisión, se subió al escenario y empezó a interpretar los primeros acordes de "La cachucha bacana", la gente enloqueció, aplaudió y gritó; en su mente pensó que era su consagración musical, era algo mejor, la gran Celia Cruz estaba bailando su canción justo detrás de él.

Celia Cruz se emocionó, pasó al escenario y mientras Tulio cantaba, la guarachera de Cuba bailaba al lado de él. Ese mismo día una manager le contó que la noche anterior había estado en una fiesta en la casa de Chayanne y enloqueció a sus invitados porque había puesto trescientas veces una de sus canciones.

Cuando regresó a Colombia días después, tenía una presentación en el Show de las Estrellas con el icono de la televisión colombiana Jorge Barón, entre telones estaba Shakira, apenas tenía 15 años de edad e interpretaba "Dónde estás corazón".

Tulio bajó del escenario y ella le preguntó, "¿algún día sonaré como tú en el exterior?" Él le dijo: "En mis entrevistas en el exterior siempre hablo de ti y de Moisés Angulo, siempre les digo, no se imaginan los artistas qué hay en mi país, 'una muchachita de quince años llamada Shakira que la va a romper en el mundo algún día'".

A pesar de los éxitos, las vivencias, de realmente ser el primero en llegar con sus canciones de Colombia para el mundo, renunció a su sueño alcanzado. En su decisión se perdió y un vacío se apoderó de su mente y su espíritu. La actriz Raquel Ercole, que interpretaba a una abuela en Pasiones Secretas, así como Luly Bossa, una de sus grandes amigas entonces, lo invitaron a conocer una iglesia evangélica.

Solo recuerda que lloró, se liberó. Empezó a asistir a la iglesia para llorar, un proceso de expiación, de paz, de levedad. Hoy cree en Dios. De hecho, en su adolescencia, mientras sus compañeros de colegio jugaban en los espacios del recreo, él iba a la biblioteca a investigar sobre Buda.

Así como a los siete años se declaró vegetariano, pero de un correazo su madre le quitó la idea, a los 12 años volvió a declararse ajeno a los alimentos de origen animal, ya no lo reprimieron, pero se dio cuenta de que era una decisión difícil.

Tulio Recomienda

En su época de cantante volvió a adoptar el veganismo y así se mantuvo hasta que creó "Tulio Recomienda". Siempre ha estado muy cerca, sin saber por qué, de costumbres espirituales orientales.

En 1998 sufrió un revés de vida. Ya había conocido a su segunda esposa y estaba embarazada. Era la crisis del Upac. Literalmente perdió todo.

Y de nuevo la vida le jugó otra mala pasada. Su padre, reconocido por su trabajo como presidente de Asopartes, padecía con varias dolencias y no pudo más. El 20 de enero de 2021 falleció.  

No pudo graduarse como comunicador social porque no tuvo cómo pagar los derechos de grado, el banco le embargó el apartamento porque se retrasó con el pago de las cuotas y lo remató.

Su vehículo, un Fiat que había comprado cero kilómetros, fue declarado pérdida total tras un accidente en carretera. No tenía seguro. Ya no era artista y no quería regresar al medio.

Religiosamente revisaba los clasificados del periódico en busca de trabajo. Cómo pudo estudió mecánica automotriz, no se graduó pero montó un pequeño taller. A través de un clasificado encontró dos pequeños socios y fundó un pequeño concesionario de Fiat, a partir de la necesidad de restaurar su Fiat estrellado, pues la marca se había ido del país y los usuarios quedaron a la deriva.

Luego inventó la psicología automotriz, porque entendió que el servicio al cliente lo debería hacer alguien amable y no un mecánico enredador. Contrató entonces a una señora de la tercera edad, dulce y amable, para atender a los usuarios del taller.

Ahí entendió que muchas veces no se debe pensar en qué quiero yo, sino en qué necesita la gente. "Ahí cambió el chip de mi vida y empecé a hacer buenos negocios y los primeros pinitos como emprendedor", señaló en su momento.

Y de nuevo la vida le jugó otra mala pasada. Su padre, reconocido por su trabajo como presidente de Asopartes, venía padeciendo varias dolencias y no pudo más. El 20 de enero de 2021 falleció.  

Con emotivas palabras lo despidió: “¡Te amo papito! Te amo con fuerza, con locura y con gran fe. Gracias por estar siempre a mi lado, por haber luchado por mi, por haberme dedicado tus mejores años, tus sueños y tu vida. Gracias por haberme educado con sabiduría. Con paciencia y con gran esperanza. ¡Hoy soy lo que soy gracias a ti!

 

Hoy Tulio Zuluaga, el hombre que marcó una época como DJ, como presentador que fue actor sin querer serlo y que logró ser cantante con más pasión y disciplina que talento, es una de las pocas personas que le hacen honor al significado de la palabra influenciador.

Con su máster como el que se inicia este 15 de mayo, ha movido la economía gastronómica del país durante años. En 2022, en la misma jornada, los restaurantes participantes registraron ventas superiores a los $40.000 millones. Este año aspira a aumentar esa cifra.

Tulio nació para inspirar, para impulsar, para ser el símbolo de los emprendedores, la resiliencia, los que siguen cantando en un auditorio aunque les lancen monedas, porque algún día con disciplina y tesón llegarán las flores.

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